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#NiUnoMenos: el compromiso político con la protección de Carabineros

Ex-Ante

Siete carabineros han sido asesinados en funciones de servicio durante el Gobierno de Gabriel Boric. A primera vista, la cifra pareciera no ser exorbitante porque se desconoce que hasta el año 2022, de acuerdo con cifras oficiales de la institución, el número de carabineros muertos en funciones era tan sólo de 1,5 por año.

Cada muerte de un Carabinero es una daga al corazón del orden y la seguridad de nuestra República. Cada mártir de la institución es un incremento más del desgarro, en un sentido amplio, de nuestra civilidad.

Lo terrible de esta situación es la normalización del fenómeno. Salvo la conmoción inicial y la hipócrita congoja de dirigentes en posiciones de poder que otrora denostaron a la institución, acusándolos de policía política, de violadores de derechos humanos, y cuanta injuria tuvieron a su alcance.

Post mortum, todo sigue igual. Cientos y miles de carabineros deben enfrentar su cruda realidad diaria. Salir a combatir el crimen organizado con cada vez menos herramientas, muchas de las cuales, les fueron despojadas precisamente por la asonada octubrista, una clase política irresponsable y oportunista, y un mezquino clima de opinión que se volcó a un auténtico asesinato de imagen de la institución. Todo esto, ha configurado un guion trágico, sin clímax ni punto de inflexión, en el que, por sobre todo, prima la indolencia.

¿Reaccionaría la clase dirigencial o los líderes de opinión de igual manera si no fueran siete carabineros, sino siete los políticos asesinados? Por cierto, que no.

Sin embargo, la miopía impide comprender que el paso siguiente al asesinato de los policías es el asesinato a políticos. Basta ver el caso mexicano o la reciente experiencia ecuatoriana.

En México, en lo que va del proceso electoral 2024, más de 50 candidatos ya han sido asesinados por el crimen organizado, donde, en promedio, asesinan a un policía al día, y en Ecuador, incluso un candidato presidencial perdió su vida a manos de bandas delictuales, con la coincidencia de que, las estadísticas de asesinatos a policías en dicho país fueron de 28 casos en 2022 a 85 casos en 2023. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Alguien podrá decir “no estamos al nivel de México o Ecuador”. Por cierto, pero lo importante acá es ver la tendencia y lamentablemente día tras día, nos parecemos más a estas realidades. Acaso, hace 10 años atrás, ¿era común el asesinato de carabineros en nuestro país?, ¿era común el ingreso de bandas de crimen organizado trasfronterizas como el Tren de Aragua?, ¿era normal que la delincuencia se expresara en clave de descuartizamientos, secuestros o decapitaciones? No, no era normal. Pero aquí estamos.

Desproteger a nuestros carabineros es la peor inversión que se puede realizar. Ya estamos viviendo los primeros síntomas de aquello y los políticos debieran ser los más interesados en enmendar esta situación. Especialmente, los políticos “progresistas”, puesto que no hay nada más regresivo que la situación de inseguridad y el avance del crimen organizado, afectando éste de manera mucho más directa precisamente a los sectores más pobres de la sociedad. Ante este déficit de seguridad, los más ricos, al menos tienen la opción de pagar por seguridad privada.

Considerando todo lo anterior, ¿no será pertinente alzar la voz y ante el continuo asesinato a carabineros comenzar a decir, #NiUnoMenos?

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