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La minería salvó el Imacec de diciembre

El Líbero

El Banco Central informó que la economía chilena tuvo un crecimiento de 1,1% en diciembre pasado, lo que estuvo por sobre todas las expectativas del mercado. Este resultado se explica principalmente por el aporte minero, ya que en dicho mes creció en 3,7%, que es el segundo mejor resultado del año pasado, solo superado por el incremento de agosto que fue de 5,1%. A esta mayor producción, se suma el efecto indirecto de esta industria que hizo crecer la fabricación de maquinarias y equipos en 31,5% y la de productos elaborados de metal en 11,1%. A su vez, la venta al por mayor de maquinaria, equipos y materiales creció en 10,5%, lo que se destaca después de la caída de 8% de octubre pasado. De esta manera, el impulso de la minería, que no se ha visto directamente afectada por la violencia subversiva, evitó tener un tercer mes consecutivo con caída de la actividad.

Por lo tanto, el PIB habría caído en 1,8% en el último trimestre del año pasado, estimándose que en el 2019 el crecimiento habría sido de 1,2%, lo que exhibe el impacto de la violencia, ya que la expansión anualizada al tercer trimestre era de 2,6% y debido al impacto negativo en varios sectores se llega finalmente al 1,2% señalado.

Al proyectar el presente año se mantiene la incertidumbre local, debido a la amenaza de que en marzo próximo volverá la violencia a las calles, lo que se suma al impacto que está teniendo el coronavirus sobre la economía mundial. Basta señalar que el precio del cobre estaba en torno a los US$ 2,85 por libra antes de 20 de enero, donde aparecen los primeros contagiados, hasta los US$ 2,53 por libra que se observa actualmente. Esta caída de 32 centavos se traduce, en términos anualizados, en más de US$ 2 mil millones de menores ingresos tributarios, lo que es similar a lo que espera recaudar la última reforma tributaria aprobada.

La esperanza está situada en que este virus siga una trayectoria similar al Sars en el 2003, el cual logró ser contenido al cabo de 6 meses, con lo cual podríamos observar una recuperación del comercio mundial en el segundo semestre de este año, con la consiguiente recuperación de las bolsas y de los precios de los commodities. Probablemente este cambio de trayectoria se iniciará cuando surja la primera evidencia de que la tasa de propagación del virus comienza a debilitarse. En suma, esperamos que este shock sanitario negativo sea transitorio y que sus efectos deberían disiparse a medianos de año.

De esta manera, el motor exportador chileno ha encendido las alarmas ante este fenómeno que, aunque transitorio, está afectando los despachos y precios de los productos, con el consiguiente menor desempeño del total de nuestras exportaciones. El consumo de las familias, por su parte, sigue en una trayectoria de contención ante un mercado del trabajo que está cada vez más débil, mientras que las inversiones sufrirán una caída significativa dada la incertidumbre regulatoria vigente. Así, el gasto público será la variable con mayor expansión, cerca de 9,8%, con el consiguiente deterioro de las cuentas fiscales y la aceleración de la deuda pública. El combustible del cual dispone la política fiscal es limitado y está siendo usado a un ritmo sustancial, por lo cual no nos alcanzará a durar por mucho tiempo.

En conclusión, la minería salvó el Imacec de diciembre, pero no sé si ese sector estará presente para salvarnos en los meses que están por venir.

Columna de Tomás Flores, Economista Senior de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.-

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