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Un nuevo shock petrolero

El Líbero

Nuestro país es un importador neto de petróleo y sus derivados, y destinamos cerca de US$11 mil millones anuales a ello, por lo cual todo evento económico o geopolítico que afecte la principal zona petrolera del mundo nos impacta directamente. Así, el mortífero ataque del viernes pasado ha generado que el precio del petróleo Brent se haya acercado a los US$70 por barril, lo que implica un alza cercana a 8%. El precio de cobre, por su parte, se desplomó hasta US$2,76 por libra, esto es, una caída de 2% a lo menos.

Este deterioro de los términos de intercambio para nuestro país han afectado a nuestro tipo de cambio, el cual se empinó a cerca de $771, generando una devaluación de 3% en pocos días. La combinación de mayor tipo de cambio y valor del petróleo impactarán el valor de las bencinas y, de no mediar cambio en las variables principales, podríamos observar un aumento de $70 por litro de gasolina de 93 octanos. Nuestro sistema de estabilización amortigua este shock y va transmitiendo el aumento semanalmente a razón de $6 por litro, existiendo perfectamente la posibilidad de que en las próximas semanas la tensión se modere y con ello la trayectoria del precio.

Observando la historia del conflicto entre Estados Unidos e Irán es probable que este último no realice una represalia en el corto plazo y dedicará más tiempo para planificar ataques como los realizados en Asia contra objetivos norteamericanos. Esta tensión se mantendrá por más tiempo y es lamentable que justo en el momento en que se moderaba el conflicto entre China y Estados Unidos, surja un nuevo motivo de preocupación.

Nuestro sistema de estabilización de precios de los combustibles nos protegerá por algún tiempo, pero no creo que sea prudente que el Banco Central venda dólares para tratar de revertir el alza del tipo de cambio. Estamos ante un shock externo de indefinida duración, por lo cual no hay banco central en el mundo que sea capaz de aguantar una situación así. Chile es hoy más pobre que el jueves pasado y nuestro tipo de cambio debe reflejarlo, para que así nuestras decisiones de compra de bienes y servicios importados den cuenta de esta nueva realidad.

 

Columna de Tomás Flores, Economista Senior de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.- 

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