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Regulación de aplicaciones de transporte

El Líbero

Luego de su paso por la Cámara de Diputados, actualmente se tramita en la Comisión de Transportes del Senado un proyecto de ley que regula las Empresas de Aplicaciones de Transporte (EAT) que ofrecen servicios de intermediación entre viajeros y socios conductores.

Empresas como Uber, Cabify y Didi ofrecen este tipo de servicios en Chile, pero enfrentando un incómodo vacío legal, debido a que la regulación vigente no contempla esta modalidad de servicios.

Para el diseño de la nueva regulación, la Comisión Nacional de Productividad recomendó en 2018 favorecer el uso de las plataformas tecnológicas, reconociendo la importancia que tienen para aumentar el bienestar, la eficiencia y su capacidad de recolectar datos útiles para el diseño de políticas de movilidad. La versión del proyecto despachado por la Cámara de Diputados ya iba en contra de esta recomendación, incluyendo trabas al funcionamiento de las nuevas tecnologías, como cuotas o requisitos innecesarios a las empresas y a los socios conductores.

Era esperable que, en su tramitación en el Senado, se corrigieran varias de estas trabas artificiales al desarrollo de las plataformas de transporte. Sin embargo, llama la atención que se haya aprobado en la Comisión de Transportes del Senado una indicación que exigiría una antigüedad no superior a 3 años a los vehículos para inscribirse a una EAT y no superior a los cinco años en caso de reemplazo. Es decir, se dejaría fuera, en forma arbitraria, a una buena parte de los potenciales socios conductores, con vehículos en buen estado, pero que no cumplan con el requisito de antigüedad.

Al respecto, cabe señalar que la antigüedad promedio de los taxis básicos es de 5,7 años tanto a nivel nacional como en la Región Metropolitana. Gracias a las nuevas tecnologías los usuarios pueden rechazar vehículos nuevos mal evaluados, así como aceptar servicios de vehículos que, cumpliendo los estándares de seguridad y emisiones, tengan una mayor antigüedad, pero tengan una buena evaluación de sus usuarios.

Las aplicaciones de transporte han mostrado ser una valiosa fuente de ingresos adicionales para conductores de distintos perfiles, así como una nueva alternativa de transporte para los usuarios. En momentos en que tanto el transporte público como el empleo se están viendo severamente afectados, parece aconsejable no restringir innecesariamente el funcionamiento de este tipo de aplicaciones.

Columna de Rodrigo Troncoso, Director del Centro de Datos de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.- 

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