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Un Presupuesto austero

Diario Financiero

El proyecto de ley de presupuestos 2019 presentado la semana pasada por el Ministro de Hacienda refleja las prioridades del programa de gobierno del Presidente Piñera y al mismo tiempo es compatible con su objetivo de aumentar el crecimiento de la economía en un contexto de mayor austeridad. La tarea que se ha impuesto el gobierno no es sencilla, pues pretende rebajar el déficit estructural que actualmente alcanza al 2% del PIB. Ello lo obliga a una reducción del orden de 0,2% del PIB por año, lo que a su vez requiere que el gasto total crezca un punto porcentual menos que los ingresos estructurales, aquellos que se calculan con los valores de tendencia del precio del cobre y crecimiento del PIB.

Junto con el proyecto de presupuesto, el gobierno presentó el Informe de Finanzas Públicas 2019, que contiene estimaciones hasta el año 2023. Éste permite proyectar la trayectoria de ingresos y gastos fiscales en ese período y evaluar la factibilidad de cumplir las metas de reducción del déficit estructural, que debiera llegar a 0,8% el año 2023. Es una meta ajustada, pero posible de cumplir. De hecho, los gastos comprometidos hasta ahora para esos años, que crecen un 2% promedio al año, son inferiores a los compatibles con la meta de balance estructural, dejando así holguras positivas para todo el período: US$1.631 millones en 2020; US$1.143 millones en 2021, US$847 millones en 2022 y US$3.080 millones en 2023.

Para lograr que las proyecciones 2020-2023 se cumplan, se requiere que el gasto efectivo del año 2019 crezca un 3,2% respecto al establecido en la ley de presupuesto 2018. Este crecimiento marca la vuelta a una línea de austeridad que no se veía hace tiempo, de hecho es el más bajo desde el 2011. El supuesto de crecimiento del PIB para 2019 es de 4,1%, de manera que el gasto público crecería menos que el producto, deseable después de años en que ocurrió lo contrario y llevó a incrementos de la deuda pública y baja de la calificación crediticia de Chile.

El 3,2% es cumplible: no se están recortando gastos, al contrario, están aumentando en cerca de 2.500 millones de dólares. Sólo que este aumento es más moderado que el de años anteriores. La evaluación que la Dirección de Presupuestos hace de distintos programas permite que se incluyan menos recursos en aquellos de desempeño medio o de mal desempeño. Un ejemplo de ello es el denominado Más Capaz, que tiene una fuerte reducción de fondos, que son destinados a otros programas mejor evaluados.

Las prioridades programáticas del gobierno del Presidente Piñera determinan que el presupuesto que más crece es el de Salud con un 5,9%. El de Vivienda un 5% y el de Educación un 2,9%.  

Algunos presupuestos sectoriales tienen menor crecimiento o derechamente bajas, como es el caso de Energía, en que terminan algunos proyectos puntuales y las energías renovables no convencionales tienen ahora una competitividad mayor y no requieren apoyos del Estado. En Corfo hay una reducción en algunos programas de promoción de inversiones y de Fomento, pues según ha informado su Vicepresidente Ejecutivo se está reduciendo el número de programas, fruto de una revisión de sus impactos.

Las prioridades regionales también se reflejan en el Presupuesto. La región que tiene un mayor aumento presupuestario es La Araucanía, con un 4,5% de crecimiento, donde se incluyen varios proyectos del Plan Impulso Araucanía, entre ellos más de 1.000 kilómetros de pavimentos en caminos rurales.

En síntesis, un presupuesto austero, que se hace cargo de las prioridades de la ciudadanía reflejadas en el Programa de Gobierno de Sebastián Piñera.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de LyD, publicada en Diario Financiero.-

 

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