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La Estrategia de la Oposición a Piñera

La Tercera

Esta columna podría llegar hasta aquí, pero sería poco feliz para un debut como columnista de La Tercera. Lo digo porque la serie de escaramuzas de personeros de la oposición para hostilizar al gobierno de Sebastián Piñera no califican como estrategia.

Estas acciones, que incluyen dos interpelaciones a Ministros recién iniciado el gobierno, amenaza de sendas acusaciones constitucionales, objeciones al viaje de un Ministro con costo fiscal de un millón de pesos, anuncio de persecución al Canciller por haber firmado el viaje citado y hasta la compra de un televisor por parte de la Presidencia, más que una estrategia son manifestaciones de un espíritu: ensuciar a como dé lugar la tarea del gobierno. Un gobierno que, en el primer discurso del Presidente, llamó a la unidad nacional identificando cinco tareas, donde Comisiones transversales discutirían los principales problemas que aquejan al país en materia de Salud, Seguridad Ciudadana, Infancia, Desarrollo y Paz en La Araucanía.

Este espíritu de la oposición se resume en operar para que al gobierno le vaya mal y no hay siquiera la intención de ocultar ese propósito.

Porque de lo contrario no se explica que el Partido Socialista se niegue a integrar la Comisión de Salud convocada por el gobierno, que debe tratar temas como el precio de los medicamentos o las listas de espera en el sistema público de salud donde muchos chilenos mueren anualmente esperando atención y un quinto de los que sí consiguen hora para una operación ven suspendido su procedimiento sin expresión de causa.

Una estrategia opositora debiera incluir una propuesta que la ciudadanía pueda evaluar y confrontar a la del gobierno, pues sólo ponerle obstáculos a la gestión de la administración de Piñera puede causarle problemas, pero no asegura que los chilenos vayan a apoyar una alternativa que ni siquiera conocen.

Mientras el Partido Socialista encuentra un aliado natural en el Partido Comunista para su labor de obstrucción al gobierno, el PPD y la Democracia Cristiana han tomado alguna distancia de esa conducta (la DC no apoyará la acusación constitucional al Ministro de Salud). No obstante, cierta competencia por buscar un nicho de oposición al gobierno lleva a la DC a objetar la ley de migraciones en el Tribunal Constitucional.

Otra cosa es el Frente Amplio.

Aunque su instinto comunicacional los ha llevado a recoger el guante e integrar a algunos de sus personeros a las Comisiones convocadas por Piñera, no ha sido sin fuertes discusiones internas. Lo que ocurre en el Frente Amplio es que una profunda fractura se oculta en el movimiento.

Un sector de éste, en particular Revolución Democrática, se acerca cada vez más a sectores de izquierda tradicional. Tanto Elizalde en el PS como Girardi en el PPD son partidarios de una alianza con ellos. Pero en el ADN del Frente Amplio, en los autonomistas y en la fracción más díscola, está grabado que su proyecto político pasa por matar al padre. Y el padre es la izquierda tradicional. El modelo de Podemos en España.

El gobierno del Presidente Piñera y especialmente algunos de sus ministros, pasarán malos ratos con la acción opositora que intenta desprestigiarlos a como dé lugar. Pero tiene una robusta agenda que incluye no sólo las materias propias de los acuerdos a que llamó a trabajar en cinco comisiones; sino también hacerse cargo del problema de las pensiones, acoger una inmigración sustentable, atender las contingencias de la clase media con protección social. Debe estar atento además a otras que vayan emergiendo; como el clamor por igualdad de derechos y dignidad entre mujeres y hombres, reflejando así las prioridades de la ciudadanía.

Se necesita algo más que peñascazos y hostigamiento para enfrentar esa agenda y la Oposición tiene varias tareas previas, entre ellas definiciones identitarias en partidos como el PPD y la DC y en el Frente Amplio. Eso, incluso si damos por perdido al PS, que tan importante fue en tiempos de la Concertación.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en La Tercera.-

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