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¿Ley de aportes o financiamiento al Transantiago?

La Segunda

PAULINA HEstá pasando casi desapercibida la discusión sobre el proyecto de ley que busca aumentar el pago de las mitigaciones de impacto de los proyectos inmobiliarios, conocido como la ley de aportes. Esta iniciativa se podría transformar en una carga excesiva para los desarrolladores de proyectos, disminuyendo la probabilidad de las personas a acceder a las viviendas.

Si bien se comparte la idea de que los proyectos se hagan cargo de las externalidades que producen, la responsabilidad de generar ciudades equilibradas no proviene tan sólo de los inmobiliarios. Entre otras cosas, a partir del proyecto de ley es imposible distinguir entre el déficit histórico en infraestructura pública y las externalidades producidas por los proyectos. El procedimiento que se propone tampoco permite predecir lo que se debería pagar ni genera certeza de los plazos de resoluciones y entrega de los permisos de edificación. Sin embargo, lo que más preocupa es que los pagos que se proponen tienen un excesivo énfasis en transporte, lo que se podría transformar en financiamiento ilimitado al transporte público. Así, estos recursos se transformarían en un mecanismo alternativo para financiar el déficit del Transantiago. 

El proyecto de ley establece dos conceptos por los cuales un desarrollador de proyecto debería pagar. Primero, la mitigación directa buscaría compensar a través de medidas relacionadas con gestión, operación e infraestructura en el transporte público. Estas se determinarían a través de un Informe de Mitigación de Impacto Vial (IMIV), que, de manera similar al actual Estudio de Impacto sobre el Transporte Urbano (EISTU), buscarían neutralizar los efectos en el transporte local.

En segundo lugar, la mitigación indirecta sería un pago monetario o en ejecución de estudios, que puede alcanzar hasta el 44% del avalúo fiscal del terreno, donde el 70% debería ser invertido en transporte público. Contradiciendo su motivación original, que buscaba mejorar el espacio público a través de equipamiento urbano y áreas verdes, el actual proyecto presenta un excesivo énfasis en transporte. Esto último podría transformar el sistema para financiar el espacio público a un nuevo mecanismo alternativo para financiar y subsidiar el deficitario Transantiago.

Columna de Paulina Henoch, investigadora del Programa Social de Libertad y Desarrollo, publicada en La Segunda.- 

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