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FROZEN: EL REINO DEL HIELO

La Tercera

REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE NUESTRO CONSEJERO, JOSÉ RAMÓN VALENTE, PUBLICADA EN LA TERCERA.

Chile se detuvo. No sabemos si es algo temporal o permanente, pero lo cierto es que nuestra economía, que hasta hace unos meses era una de las más pujantes del Latinoamérica y del mundo, dejó de crecer.

Somos los mismos chilenos del año pasado, tenemos el mismo territorio, el mismo clima y los mismos recursos naturales. Entonces, ¿cómo es posible que hasta mediados del año pasado estuviéramos generando nueva riqueza a un ritmo cercano a los US$ 15 mil millones anuales y este año estemos generando cero?

El Chile del 2014 me recuerda a Arendelle, el reino gobernado por Elsa en Frozen, la taquillera película animada que Disney estrenó el año pasado. En Arendelle, la reina Elsa, desconcertada por su habilidad para congelar las cosas a su alrededor, termina sin querer congelando todo su reino y condenándolo a una feroz hambruna.

En Chile, el nuevo gobierno, sin quererlo, en sólo seis meses congeló los salarios, el empleo, las ventas de autos, la construcción, los viajes y hasta los aguinaldos dieciocheros. El problema es que Arendelle es un reino de fantasía y su reina Elsa es un personaje ficticio, mientras que Chile es de verdad y los chilenos son de carne y hueso. Las familias de los más de 100 mil chilenos que han perdido su empleo formal desde el año pasado no lo deben estar pasando muy bien. Cuando se congelan el crecimiento, empleo y salarios, también se congelan las aspiraciones de miles de familias chilenas.

Para que las cosas comiencen a mejorar, las autoridades deben partir por reconocer que sus propuestas y su relato son parte del problema. Si siguen con el discurso de que la desaceleración es cíclica, que el bajo crecimiento se debe a una crisis internacional inexistente y que la economía va a ir de menos a más, es probable que Chile se quede congelado por mucho tiempo. Peor aún, si el diagnóstico es errado, las soluciones propuestas también lo serán. Hasta ahora, la única solución que ofrece el gobierno para nuestra gélida economía es más gasto público. En un país donde no hay emprendimiento ni inversión, porque no hay confianza en el futuro, el mayor gasto público terminará en mayor inflación y, por lo tanto, en más penurias para los chilenos.

La Presidenta tiene un poder inmenso, su popularidad. Pero hasta el momento está enfrentando los mismos problemas de la reina Elsa: no puede usar dicho poder en forma que sea beneficioso para su país y sus habitantes. Bien intencionada, pero muy mal asesorada, la Presidenta está llevando a Chile a una aventura refundacional, en la cual desecha todo lo bueno que se ha hecho en los últimos 30 años, para tratar de solucionar en cuatro años problemas que otros países han superado después de casi un siglo.

En Frozen, al final las cosas se arreglan sin mayores problemas. La reina Elsa aprende a utilizar sus poderes para generar prosperidad a su pueblo. Chile tiene todo lo necesario para volver a crecer, pero lamentablemente pareciera que estamos todavía bastante lejos de que las autoridades reconozcan que son, en parte, responsables del congelamiento de nuestra economía. Así la cosa, da la impresión que nuestro país tiene todavía una largo invierno por delante.

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