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Los riesgos de la clase media

Diario Financiero

Esta semana, el gobierno anunció una serie de iniciativas que conformarán el programa denominado como “Red Clase Media Protegida”, que tiene como objetivo apoyar a las familias que pertenecen a este grupo ante la ocurrencia de eventos adversos que amenacen su estabilidad. Pero junto con este anuncio, ha surgido una interrogante clave: ¿quiénes conforman la clase media hoy en Chile?

La pregunta es completamente atingente, puesto que hoy en el país no existe una metodología oficial para definirla. Distinto a lo que ocurre, por ejemplo, con la pobreza, que se mide regularmente con la finalidad de registrar los avances en su reducción, así como evaluar y reformular la política pública dirigida a auxiliar a los más vulnerables. De esta forma, lo que a la fecha sí se encuentra documentado, es que la pobreza en el país se ha reducido considerablemente durante las últimas décadas, pasando desde el 68,5% de la población en 1990, hasta tan sólo un 8,6% en 2017. Este importante avance, a su vez, ha tenido como contrapartida un sostenido aumento en la población que se percibe a sí misma como parte de los segmentos de ingresos medios, en lo que coloquialmente se ha definido como la clase media.

Pues bien, en ese contexto, en un estudio reciente de LyD, buscamos avanzar hacia una propuesta de definición de clase media en Chile, así como también hacia una caracterización de este grupo de la población. Para ello utilizamos las bases de datos de la encuesta CASEN 2017 y tuvimos en cuenta la definición oficial de pobreza, así como la metodología utilizada por el Banco Mundial para la construcción de distintos niveles socioeconómicos. A partir de ahí, llegamos a la conclusión de que el año 2017, 65,4% de los chilenos pertenecen a la clase media, siendo así el grupo más numeroso de la población.

Este grupo se caracteriza por tener ingresos autónomos por encima de los hogares más vulnerables del país, así como por presentar características que permiten explicar una mayor estabilidad laboral: un mayor número de ocupados por hogar y una mayor proporción de jefes de hogar con contrato de trabajo. Esto, de alguna forma, confirma la idea de que la clase media en Chile se conforma de personas que lograron salir adelante gracias a su esfuerzo y trabajo, así como también, por qué no decirlo, gracias a las condiciones económicas propicias.

Ahora bien, lo anterior se ve opacado de alguna forma cuando analizamos las carencias que todavía aquejan a la clase media en lo relativo a la seguridad social, pues encontramos que en 31,5% de los hogares de clase media hay algún miembro que, si bien se encuentra ocupado, no cotiza en el sistema previsional. Este porcentaje es apenas inferior al que prevalece entre los hogares que se encuentran en situación de pobreza (36,3%), mientras que entre los hogares de altos ingresos, el porcentaje de carencia alcanza un 18,2%.

Estos antecedentes debieran constituir una señal de alerta para nuestras autoridades y legisladores. La mayor autonomía y progreso alcanzado hoy por la clase media de nuestro país puede verse amenazada por la ocurrencia de eventos adversos, qué duda cabe, y en ese sentido las iniciativas recién presentadas por el gobierno son bienvenidas. Sin embargo, entre las amenazas que estamos a tiempo de manejar, está lo relativo a las futuras jubilaciones de los actuales trabajadores. En ese sentido, urge avanzar tanto en medidas que propendan hacia una mayor formalidad laboral como en las modificaciones que se han propuesto al sistema previsional. De lo contrario, postergaremos un problema inminente en cuanto a que una proporción importante de la clase media no cuente con ingresos suficientes para financiar sus gastos futuros.

Columna de María Paz Arzola, Coordinadora del Programa Social de LyD, publicada en Diario Financiero.- 

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