Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

La Reforma de Pensiones de Bachelet y Valdés

El Mercurio

Las pensiones del sistema de AFP se financian con una cotización mínima de 10% del sueldo y la rentabilidad de las inversiones. Hay también un Pilar Solidario que entrega una pensión de $104.000 a quienes no tengan cotizaciones suficientes y un aporte previsional solidario, que complementa la pensión a quienes, teniendo ahorros, no alcanzan a una pensión de $309.000. Es decir un sistema mixto, financiado con aportes de los propios trabajadores y rentas generales del Estado y por lo tanto solidario.

El nivel de las pensiones es insatisfactorio para un gran número de chilenos por: a) hoy vivimos diez años más que cuando se inició el sistema de modo que el ahorro debe repartirse en más años y alcanza para una pensión menor; b) jubilados que no cotizaron durante todos los años (tienen lagunas previsionales) porque estuvieron cesantes u otra razón; c) los sueldos han subido mucho y las primeras cotizaciones se hicieron por rentas que pueden ser la mitad de las actuales y la expectativa hoy es tener una pensión similar al sueldo; d) las tasas de interés en el mundo han bajado por lo que la rentabilidad de los fondos, siendo buena, está disminuyendo.

El movimiento No+AFP explota esta situación y convoca a salir a la calle a protestar. Los que marchan son jubilados con pensión muy debajo de sus expectativas por las razones anteriores; sus hijos, que hoy se tienen que hacer cargo de mantener a sus padres jubilados; e incluso algún nieto adolescente, que va con su abuelo y su padre y no sabe que el resultado de la protesta es que él en el futuro y su padre próximamente tendrán que hacerse cargo del problema, pues sus cotizaciones al sistema no irán a financiar su propia pensión sino la de los jubilados.

El problema afecta más a la clase media porque los más pobres, con el Pilar Solidario, logran una pensión bastante parecida a su sueldo y los más ricos hacen ahorro voluntario o tienen otras rentas que les permiten vivir bien.

Las bajas pensiones no tienen nada que ver con las AFP y se solucionan aumentando el ahorro previsional y mejorando los beneficios del pilar solidario. También es necesaria una solución para las mujeres (viven más años y trabajan menos tiempo).

Pero como este gobierno sólo ve los problemas desde un punto de vista político, parece no interesarle la solución técnica. Aumentar las pensiones actuales es su prioridad y no le importa financiarlas con un impuesto al trabajo. Aumenta las cotizaciones de los trabajadores para pagar más a los actuales jubilados. El Ministro de Hacienda saca las castañas con la mano del gato, como no tiene plata (la gasta en gratuidad y más de 100 mil empleados públicos nuevos) hace que casi la mitad del aumento de cotización vaya a los jubilados, disminuyendo así las posibilidades de que los trabajadores tengan mejores pensiones en el futuro fruto de cotizaciones que van a sus cuentas. En resumen: pan para hoy y hambre para mañana.

De hecho en los dos primeros años, nada de la nueva cotización de 5% va a la cuenta personal. Puede que en tres años más una marcha No+AFP  pidiendo aumentar las pensiones  haga que se postergue la fecha en que parte de la cotización deje de ir a financiar pensiones en curso, como señala el proyecto, y vaya a la cuenta personal del trabajador.

Mi pronóstico es un sistema cada vez más de reparto, financiado con impuesto al trabajo y menos capitalización. Los problemas que tiene ese cambio: a) menor empleo y sueldos (hasta 394.000 empleos perdidos y baja de sueldos de 3,3 % según el informe de productividad del Gobierno); b) agravamiento de efectos del cambio demográfico, porque menos trabajadores activos financiarán a más jubilados; y c) evasión: mientras menos plata vaya a la propia pensión la gente cotizará por rentas menores.

¿Por qué crear un Consejo de Ahorro Colectivo estatal y monopólico para administrar el 5%, que añade costos al sistema sin fundamento técnico? Porque no puede ir más plata a las AFP por razones políticas. Es como el veto al lucro. ¿Y el Ministro de Hacienda para qué está? Para hacer posibles los caprichos políticos de la Presidenta. Lo que pase después, menos actividad y menos ahorro previsional en una economía que está creciendo apenas 0,5%, no importa.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en El Mercurio.- 

Tags:

otras publicaciones

Diario Financiero

La Tercera