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TIERRA DERECHA

El Mercurio

A CONTINUACIÓN REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE LUIS LARRAÍN, DIRECTOR EJECUTIVO DE LYD, PUBLICADA EN EL MERCURIO:

Después del impacto que causó en la centroderecha el resultado de las elecciones municipales, el gobierno del Presidente Piñera realizó un ajuste de gabinete en que se alejan Andrés Allamand y Laurence Golborne, dando así inicio a la campaña presidencial.

Pese a que la baja en la votación en la elección de alcaldes fue sólo de 3 puntos porcentuales y que la Concertación prácticamente no aumentó su apoyo, la cantidad y significación de las comunas que la Alianza perdió hicieron aparecer una sensación térmica de derrota mayor. Contribuyó a ello también, la expectativa que todos en el sector teníamos sobre el resultado: la elección no mostraría cambios significativos.

Si bien es muy necesario que la Alianza saque lecciones acerca de la falla en las encuestas, las implicancias del voto voluntario y la calidad de las campañas, procurando no cometer los mismos errores en futuras contiendas, la necesidad política del momento es cambiar el escenario de la derrota electoral.

En ese sentido, el ajuste ministerial parece adecuado; tanto para los intereses del gobierno como para la conveniencia de la Alianza y sus candidatos presidenciales.

El gobierno tiene ahora la posibilidad de radicar el tema de las campañas presidenciales en los partidos políticos, que es donde corresponde, concentrándose en su tarea de gobernar. Para ello el Presidente nombró ministros en las carteras de Interior, Defensa, Obras Públicas, Secretaría General de Gobierno y Bienes Nacionales que prometen un buen desempeño por la experiencia y oficio que los nuevos secretarios de Estado pueden exhibir en las materias propias de sus carteras.

Salir por un rato de la luz de los focos de la atención de la política contingente puede ser favorable para el gobierno, que puede concentrar su energía en tareas tan importantes y que le pueden dar mucho crédito, como lo es por ejemplo la culminación de las labores de reconstrucción después del terremoto. La gestión en esta materia ha sido tan maciza que puede constituirse en un referente internacional. Varias otras tareas en materia de impulso competitivo, concesiones de obras públicas y seguridad ciudadana, merecen también máxima prioridad.

La otra decisión acertada del gobierno fue no propiciar un desembarco masivo de ministros del gabinete para competir en las elecciones parlamentarias. La señal habría sido la de dar por perdida la contienda presidencial, para ir a buscar refugio en el Congreso, marcando de pasada la irrelevancia del actual gobierno. Además, resultaba impresentable que ministros que salieron del Senado para ir al gabinete, provocando el consabido problema de su reemplazo, volvieran ahora a competir por un escaño parlamentario. Por último, no está nada de claro que las figuras ministeriales fueran cartas ganadoras, si atendemos a las señales acerca de renovación de figuras en la política que dejó la última elección municipal.

Es bueno para la centroderecha porque sus candidatos, Golborne y Allamand, tienen la oportunidad de mostrar a la ciudadanía cuáles son sus proyectos para Chile. Más que un cojunto de propuestas, similar a una lista de supermercado, los chilenos necesitan conocer la idea de país que la Alianza les ofrece, distinta a la de la Concertación y su oferta de izquierdizar al país.

La realización de primarias es una gran ayuda para renovar el aire en el sector, porque pone a la Alianza en una lógica de competencia, que ayuda a la movilización de sus cuadros, hoy día mermados por la derrota en las elecciones locales. Requisito indispensable para que esta sea una competencia virtuosa (el sector cree en la competencia) es que ella se desarrolle en un marco de respeto y fraternidad.

Creemos, además, que los precandidatos deben liderar un proceso de renovación de la oferta política del sector. Con mayor participación de las bases, nuevos rostros, nuevas instituciones y formas de hacer campañas. Chile necesita líderes que sean inspiradores para convocar a esa gran cantidad de chilenos que no votó en las últimas elecciones.

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