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GOBIERNO CORPORATIVO DE EMPRESAS PÚBLICAS

Reproducimos la carta de Susana Jiménez, Economista Senior de LyD, publicada en La Tercera.

La falla que paralizó por casi 24 horas algunas líneas del Metro de Santiago provocó fuertes molestias. Ha habido explicaciones y se han asignado responsabilidades, como lo demuestra la salida de su gerente general. Probablemente vendrán también reestructuraciones, requerimientos de nuevas tecnologías y redefinición de procesos. La pregunta es si ello será suficiente para evitar nuevos problemas.

En general, las empresas que funcionan bien son las que logran no solo prestar un servicio de calidad, sino además que éste no se vea interrumpido en el tiempo. ¿Es esperable que una empresa que cambia la totalidad de su directorio según el gobierno de turno, con el consiguiente cambio de ejecutivos y trabajadores, pueda aspirar a prestar un servicio de calidad permanente? Los hechos demuestran que no.

Este incidente debiera aprovecharse para redefinir nuestras políticas de administración de empresas públicas. Someterlas a las normativas de las sociedades anónimas no es garantía de buen gobierno corporativo, dado el carácter particular de su único accionista, el Estado. Se podría, por tanto, pensar en incorporar directores independientes como en cierto tipo de sociedades que transan en bolsa, u homologar un modelo de elección de directorio similar al del Consejo del Banco Central.

Las fallas particulares se pueden resolver en el corto plazo; sin embargo, lo importante es arreglar los problemas de fondo, que determinarán el funcionamiento de las empresas públicas en el largo plazo.

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