Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

LUIS LARRAÍN: “EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL ES EL NUEVO PODER FÁCTICO Y ESO ES MUY PELIGROSO PARA EL GOBIERNO DE BACHELET”

A CONTINUACIÓN, REPRODUCIMOS LA ENTREVISTA DE LUIS LARRAÍN, DIRECTOR EJECUTIVO EN LYD, PUBLICADA EN PULSO.

¿Cuán entrampada quedó la discusión de la reforma educacional tras la última semana?

Se ha entrampado mucho, pero viene de antes, y en parte es porque no se han atacado los problemas de fondo: el  mejoramiento y monto de las subvenciones, la calidad de la educación pública. Esos son los proyectos de verdad. Y el Gobierno no tiene esos proyectos y ha estado ganando un poco de tiempo con los que envió y donde hay muchas opiniones, varias de las cuales están al interior de la Nueva Mayoría, de que esos proyectos no resuelven el problema. Creo que el Gobierno debiera hacer un acto de realismo y decir cuáles de estos proyectos realmente son necesarios y cuáles no. Por ejemplo, en el proyecto de la compra de colegios la discusión ya está media muerta y debieran apuntar a otras soluciones para ese tema.

¿Pero tiene margen político el Gobierno para rediseñar la reforma, en la medida que está siendo marcado muy de cerca por el movimiento estudiantil?

Lo que pasa es que ahí hay un tema político sobre el que el Gobierno tiene que hacer una reflexión. El movimiento estudiantil tiene un gran mérito de haber puesto este tema en el centro de la preocupación en Chile, pero las reivindicaciones del movimiento estudiantil, como por ejemplo la gratuidad universal, no son de apoyo mayoritario en la población, sino minoritario. Por lo tanto, si se juzga que el soporte político está en el movimiento estudiantil, tú te puedes quedar con el movimiento estudiantil, pero te puedes quedar sin la mayoría de la gente y eso para el Gobierno también es muy complicado. Entonces, tiene que hacer una evaluación que de alguna manera está en la entrevista que le hicieron a Eyzaguirre, pero le duró poco el impulso, porque en 24 horas le volaron una medida que no le gustó al movimiento estudiantil. Lo que yo opino es que el movimiento estudiantil es el nuevo poder fáctico que hay en Chile, el poder fáctico más importante que hay hoy día y eso es muy peligroso para el gobierno de Michelle Bachelet.

¿Fáctico en el sentido clásico del concepto?

Claro, que no están elegidos. Una de las cosas increíbles que dijo Eyzaguirre es que los dirigentes estudiantiles tenían más representatividad que los apoderados... ¿y de dónde lo sacó? ¿Si en la elección de la Fech votaron cuántos? Unos pocos miles...

Pero también dijo que los proyectos serán aprobados en el Congreso, donde correspondía, y que no iban a considerar todos los requerimientos de los estudiantes...

Si el lanza una idea y a las 24 horas la tiene que retirar avergonzado,  y además tiene que recibir al movimiento estudiantil para darle explicaciones... Entonces no sé si realmente lo que está operando aquí son los poderes fácticos, que es el movimiento estudiantil, o los poderes democráticos, que son los parlamentarios elegidos en votación popular.

¿Cuán debilitado quedó el ministro Eyzaguirre tras este episodio?

Creo que está bastante debilitado, pero es una persona inteligente y tendría que recurrir a toda esa inteligencia y a su formación para darse cuenta que hoy día tiene menos instrumentos que objetivos, y que va a tener que reducir el número de objetivos. Y ojalá, lo digo muy sinceramente, que esos objetivos al final sean los objetivos por el bien de Chile, que son mejorar la calidad de la educación y el acceso. Cuando se convenzan de eso a lo mejor van a rectificar.

En ese sentido, ¿fue razonable su planteamiento, del que después se tuvo que desdecir, en cuanto a limitar la gratuidad en la educación superior a sólo cuatro años?

Me pareció razonable reconocer de que uno puede lograr objetivos parciales en ese ámbito. La fórmula que él propuso no es la que más me gust a, porque prefiero una que tenga que ver con los quintiles de ingreso.

Pero es apuntar al mismo concepto de fondo de otra manera.

Es una forma de reconocer que aquí no hay derechos absolutos y que la gratuidad en la educación superior no puede ser un derecho absoluto. Creo que ese es un derecho que está sujeto a recursos y realidades. En ese sentido estoy de acuerdo. En la fórmula precisa no estoy tan de acuerdo, porque por qué cuatro años y por qué para todos. Es decir, en el concepto sí, pero en el instrumento pensado no.

otras publicaciones