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EL MINISTRO QUEDÓ EN DEUDA CON LA ARAUCANÍA

La interpelación es una facultad parlamentaria que permite interrogar a un ministro acerca de un tema específico. En este caso, los diputados de la oposición, encabezados por José Manuel Edwards, buscaban que la autoridad llegue a compromisos sobre el proceso de entrega de tierras a indígenas, el aumento de hechos de violencia y las promesas con respecto a políticas públicas y proyectos impulsados por el Gobierno en La Araucanía.

El interpelado fue el Ministro del Interior, Rodrigo Peñaillilo, quien es el responsable de proponer al Presidente de la República las normas y acciones sobre políticas internas orientadas a mantener el orden público, la seguridad y la paz social en el país. Además de promover e impulsar políticas de desarrollo regional.

"De ahí que no debe llamar la atención que él haya sido hoy el interpelado, toda vez que la situación que vive la región de La Araucanía amerite acciones urgentes por parte de la autoridad", admite la investigadora del Programa Sociedad y Política, Claudia Hernández.  Sólo por mencionar algunas estadísticas, el primer semestre de 2014 de acuerdo al Barómetro de Conflicto de la Multigremial,  hubo 106 denuncias ante la Fiscalía y Carabineros de hechos de violencia con connotación indígena; y desde 1990, como señala la Encuesta CASEN 2011, esta región ocupa los últimos puestos del país en desarrollo, dado el alto porcentaje de pobreza e indigencia que padece.

Por lo tanto, era un buen momento para escuchar al Ejecutivo dar respuesta a los problemas, a comprometerse con aquellos que le están vulnerando sus derechos fundamentales y avanzar en acuerdos, cada vez más necesarios en la novena región. Sin embargo, nada de eso escuchamos.

"El ministro Peñailillo titubeó cuando se le pidió compromisos para no seguir comprando tierras a violentistas, saltándose la lista de tierras priorizadas por la primera Administración de Bachelet (2006-2010); de respaldar el trabajo de fiscales y las policías, para terminar con los atentados y recomponer el Estado de Derecho; de construcción de puentes y no fomento de la odiosidad que se está gestando entre chilenos indígenas y no indígenas", indica Hernández.

El ministro quedó en deuda con La Araucanía. Era un buen momento para conocer cuáles serán las medidas adoptadas para frenar atentados, de conocer con qué criterios se entregarán tierras en base al nuevo catastro anunciado por el Ejecutivo y que aún no se ha publicado.

De todas formas, hay una lección positiva que sacar de la interpelación, y es el reciente interés por el tema indígena que presentaron legisladores de todos los sectores. "Es el momento para que La Araucanía deje de ocupar los titulares nacionales por hechos de violencia. Ahora puede ser el momento oportuno por avanzar en la paz social de la región, establecer un diálogo productivo para la generación de un acuerdo de Estado, y avanzar con ello en el necesario cambio institucional en materia indígena", apunta la investigadora.

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