La escalada de violencia y persecución política del régimen dictatorial de Daniel Ortega en Nicaragua no es más que la brutal aplicación del modelo autoritario en Venezuela que ha llevado a la mayor represión de las libertades de ese país junto con un dramático récord de violaciones a los Derechos Humanos.
La estrategia de Ortega ha sido simple: perseguir a sus oponentes, encarcelarlos o hacer todo para que abandonen el país. En abril del 2018, una masiva protesta ciudadana encabezada por jóvenes se opuso activamente a su régimen, resultados personas asesinadas, cientos encarceladas y muchos exiliados: así cumplió la primera etapa del proceso de neutralización de la disidencia liderada por los jóvenes.
Una segunda fase, ya más cercana a las elecciones presidenciales, se ha concentrado en el cumplimiento del objetivo de despejar el camino para su nueva reelección, deteniendo a todo posible candidato que han manifestado interés en competir. Hasta ahora ya son cinco los encarcelados, entre ellos Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro.
El tercer paso de esta estrategia consiste en sacar del juego a los empresarios, nuevamente recurriendo a su sometimiento vía encarcelamiento. Los mejores ejemplos son Luis Rivas, presidente del Banco de la Producción, el principal del país, y José Aguerri, ex presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada.
En paralelo, la persecución y violación a los derechos fundamentales se ha enfocado también en los medios de comunicación, a través del encarcelamiento del periodista Miguel Mendoza y Miguel Mora, dueño de 100% Noticias, y la persecución Carlos Fernando Chamorro, periodista, hijo de Violeta Barrios de Chamorro.
Los resultados de esta estrategia para perpetuarse en el poder, según el Informe Anual de la Situación de Derechos Humanos en Nicaragua, dado a conocer marzo del 2021 por Naciones Unidas, da cuenta de 1.614 detenidos arbitrariamente, más de 300 personas asesinadas, 100.000 personas exiliadas, 25.000 de ellos en el período del reporte.
Daniel Ortega se encuentra desafiando a toda la institucionalidad democrática internacional y a los diferentes organismos de defensa de los Derechos Humanos de Nicaragua, de la región y del mundo.
Columna de Rodrigo Ubilla. Director del área Política y Sociedad Civil, publicada en La Tercera.-