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Reconstrucción económica postpandemia

El Líbero

Desde octubre de 2019 nuestra economía sufre los impactos de dos fenómenos, siendo el primero la violencia subversiva que genera la suspensión de cientos de actividades, así como la destrucción de bienes públicos y privados. A lo anterior se agregan las cuarentenas, que parten hace un año y que generan un daño significativo, terminando por llevar a la economía chilena a la peor recesión de las últimas décadas, con una caída de PIB de 5,8% durante el año pasado y la consiguiente destrucción de miles de empleos.

En la medida que el proceso de vacunación avanza a pie firme, se acrecienta la esperanza de que en la segunda parte del presente año tengamos una reactivación vigorosa gracias a la recuperación del comercio mundial, palpable en el precio del cobre, así como en la moderación de las medidas restrictivas en nuestro país al alcanzar 15 millones de inoculados antes de fines de junio. Esta expectativa se ha traducido en una creciente demanda por bienes durables, como automóviles, produciéndose quiebres de stock que están siendo enfrentados con sustanciales incrementos de importaciones.

En el contexto de esta esperada reactivación es necesario tener una dimensión sobre la brecha que existe entre el actual nivel de producción y el que teníamos previo a la revuelta subversiva. En el siguiente cuadro se presenta la brecha entre el PIB sectorial del tercer trimestre 2019 con el registrado en el último trimestre del año pasado. Para hacerlos comparables, se usaron las cifras desestacionalizadas por el Banco Central.

En el PIB total, el nivel de producción del cuarto trimestre del año pasado es 4,1% más bajo que la base de comparación, esto es, el tercer trimestre del 2019, lo que da cuenta de la brecha de producción que debemos cerrar lo antes posible. Ahora bien, al hacer el mismo cálculo por sectores, podemos ver una gran dispersión, ya que en un extremo tenemos al sector turismo, incluyendo a restaurantes y hoteles, en donde la brecha es de 28,2%, siendo uno de los sectores más afectados por la pandemia. De igual manera, Transportes y Servicios Personales exhiben una brecha en torno al 15%, existiendo tras estos últimos miles de prestadores que no pudieron pasarse al mundo digital dadas las características de sus servicios y que por tanto ha sufrido una caída relevante de sus ingresos. La Construcción, al igual que los sectores anteriormente nombrados, con una brecha de 12%, da cuenta del desafío que tienen ante sí para poder recuperar, al menos el nivel de producción pre pandemia/violencia, siendo probable que el cumplimiento de esa meta de reconstrucción implique varios años de esfuerzo.

En cambio en el Comercio y los Servicios Básicos, tales como energía, agua potable y gas, tenemos niveles de producción que superan los observados en el trimestre base. En el caso del comercio, es probable que el segundo retiro de fondos previsionales hayan elevado el PIB sectorial en el cuarto trimestre del año pasado, por lo cual es relevante poder observar en el primer cuarto del presente año si la brecha positiva se mantiene. En el caso de la industria manufacturera, gran parte orientada al comercio exterior, prácticamente no exhibe brecha y logra nivelar su producción.

De esta manera, el esfuerzo de reconstrucción nacional postpandemia es sustancial y para algunos sectores requerirá de políticas focalizadas, como ocurrió con la pesca artesanal postmaremoto de hace una década.

 

Columna de Tomás Flores, Economista Senior, publicada en El Líbero.- 

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