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Pandemia, un shock transitorio: ¿Habría daño permanente?

El Libero

El Imacec de marzo, -3,5%, es uno de los primeros indicadores de producción que empiezan a dar cuenta del daño económico de la pandemia. Este resultado será mucho peor en abril, probablemente -12%, dado que en dicho mes se concentraron las cuarentenas con mayor intensidad. Los sectores dañados ya han sido reportados por el instituto emisor y dan cuenta de los perjuicios sobre el transporte, turismo, comercio y servicios en general. Afortunadamente, nuestro sector exportador ha logrado mantener cierto ritmo a pesar de las crecientes restricciones.

De esta manera, nos encaminamos a una recesión en donde el PIB caerá cerca de 8% en el segundo trimestre, mientras que en el tercero lo hace en 4% aproximadamente, para luego observar un repunte de 3% en el último cuarto del año. Esto significa recesión. Una importante recesión, con una caída anual en torno a 2% y cerca de un millón de desocupados en la peor parte del ciclo económico, ante el cual la política fiscal y monetaria han desplegado todo su armamento, guardando las reservas respectivas por si hay eventos aún no percibidos que empeoren la situación.

Este ciclo adverso es intenso aunque transitorio, por lo que una vez que el virus sea contenido, ya sea por una vacuna o porque se han masificado los contagiados asintomáticos, estaremos ante una montaña de deudas que pagaremos durante las siguientes décadas. Para ello basta recordar la crisis financiera de los ochenta y las décadas que fueron dedicadas a pagar, por ejemplo, la deuda subordinada de los bancos.

Sin embargo, ello no debería ser nuestra principal preocupación ya que nosotros, los chilenos, hemos pagado lo que debemos aún en nuestras peores crisis económicas. Lo que me preocupa es que el proceso legislativo, ante estas cifras que están por venir, sienta que debe hacer algo sin importar mucho la razón y los argumentos técnicos. Efectivamente, si al finalizar esta crisis hemos cambiado de manera sustancial el sistema previsional -estatizándolo, prohibiendo las concesiones o para que el financiamiento estatal sea de cargo del Banco Central, por poner solo algunos nefastos ejemplos-, provocaremos un daño permanente que reducirá nuestro crecimiento potencial y esto no será sólo un shock transitorio.

Ya hemos presenciado la tramitación de mociones parlamentarias que son totalmente inconstitucionales y que a pesar de las advertencias del secretario de la comisión, son votadas y enviadas a la sala para su ratificación. No debemos mirar con desdén intelectual la moción presentada por algunos senadores para estatizar los fondos de pensiones, ya que al traer un promesa de que ese pueden subir la pensiones actuales, sin nada decir de las pensiones futuras, no extrañaría que incluso parlamentarios oficialistas votasen a favor e incluso desafiasen al gobierno a llevar el tema al Tribunal Constitucional. Esto último, lamentablemente, ya lo hemos visto antes.

Columna de Tomás Flores, Economista Senior de Libertad y Desarrollo, en El Libero.-

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