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Diputados sin remedio

El Mercurio

En la actualidad, los medicamentos que no requieren receta médica para ser adquiridos solo se pueden ofrecer en farmacias, a diferencia de otros países en donde es posible encontrarlos en supermercados, tiendas de conveniencia e incluso en maquinas dispensadoras. Durante el primer gobierno del Presidente Piñera se presentó un proyecto de ley para avanzar en la ampliación de los puntos de ventas de dichos medicamentos, también llamados OTC (Over The Counter), que debió ser retirado debido a la activa oposición de algunas bancadas de la Cámara de Diputados.

En la actualidad, en el contexto del proyecto de ley denominado Fármacos II, el Ministerio de Salud presentó una indicación a dicha iniciativa legal, buscando incorporar establecimientos comerciales de venta al por menor, distintos de farmacias, para medicamentos que hayan sido calificados de venta directa por el Instituto de Salud Pública. Estos lugares deberían velar por la conservación y almacenamiento de los remedios, así como procurar que no queden al alcance de los niños. La indicación fue retirada por el Ejecutivo y en su lugar los diputados Jaime Bellolio (UDI) y Patricio Rosas (PS) presentaron otra de términos similares. Esta indicación fue rechazada en la Comisión de Salud de la Cámara por todos los diputados de oposición: Juan Luis Castro, Karol Cariola, Ricardo Celis, Miguel Crispi, Claudia Mix, Daniel Verdessi y Víctor Torres –en reemplazo de Rosas- y con los votos de abstención de los diputados Jorge Durán (RN) y Erika Olivera (RN). Los diputados Jaime Bellolio, Javier Macaya, Jorge Durán y Renzo Trisotti -en reemplazo de Sergio Gahona- votaron a favor de esta iniciativa.

Los argumentos para el rechazo hacen ver el peligro de aumento de la automedicación y riesgo de intoxicación, lo cual debería, a mi juicio, reformular el etiquetado para indicar de manera realzada los riesgos que implica el consumo de estos medicamentos. De hecho, ante un riesgo mayor, el Instituto de Salud Pública puede cambiar la categoría del remedio y pasarlo al de receta médica, como ocurrió con los antibióticos, que hoy en día son vendidos solo de esa manera, a diferencia de lo que ocurría en el pasado.

En los argumentos a favor, está la introducción de más competencia en un mercado que ha tenido episodios de colusión, al mismo tiempo que ofrece una alternativa a las comunas donde no hay farmacia. Asimismo, la experiencia comparada exhibe que al permitirse esta venta fuera de farmacias se puede observar una caída significativa en los precios, lo cual beneficia a consumidores que actualmente tienen un significativo gasto de bolsillo en este ítem.

Es curioso que un tema de acceso a mercado, que hoy discrimina en contra de los habitantes de comunas rurales y las de menores ingreso, produzca esta división entre alianzas políticas, ya que los beneficios son nítidos y los riesgos pueden ser enfrentados satisfactoriamente. Debido a ello, el título de mi columna, de autoría de Leonidas Montes, da cuenta de este nuevo fracaso ante una iniciativa que habría sido beneficiosa para toda la población.

Columna de Tomás Flores, Economista Senior de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.- 

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