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La economía, las encuestas y otras yerbas

Diario Financiero

Sin que de verdad haya mucha evidencia sobre ello, a los analistas políticos se les metió en la cabeza que la baja de algunos puntos en el apoyo al Presidente Piñera de un tiempo a esta parte tiene que ver con una expectativa incumplida de mejoramiento de la economía. En fenómenos multivariables, como lo es el apoyo a un Gobierno, no es posible a partir de una encuesta sacar una conclusión así.

Por otra parte, la economía está respondiendo bien. El IMACEC de 4,2% en octubre confirma que el registro de septiembre fue anormalmente bajo por la presencia de “feriados no oficiales” y todo vuelve a normalizarse en octubre, mes en el que con un fuerte impulso de la actividad no minera nos acercamos al crecimiento de 4% que se espera para el año 2018. En efecto, el crecimiento acumulado en diez meses, anualizado, es precisamente de 4%. Si se mantiene la tendencia entonces, el incremento del PIB habrá pasado de 1,5 a 4%, una tasa no vista desde el año 2013.

El IPC de noviembre, 0%, nos dice además que éste es un crecimiento con estabilidad de precios, pues la inflación anualizada sería de 2,8%, levemente por debajo de la tasa meta de 3,0%. Todo en orden, contrastando con el paupérrimo estado de la economía al terminar el gobierno de Michelle Bachelet. Siendo así las cosas es llamativo que en la prensa algunos hablen de expectativas no cumplidas.

Hay quienes atribuyen a la persistencia de una tasa de desempleo del orden del 7% esta supuesta “desilusión”. El Banco Central afirma que las cifras de empleo están subestimadas y que el fenómeno migratorio, entre otros, ha dejado obsoletas las mediciones de empleo del INE.

Si es el económico un factor relevante en el termómetro político es entonces acertada la mayor presencia pública del Ministro de Economía José Ramón Valente y su señal de que el gobierno del Presidente Piñera está por facilitar la inversión de las empresas y no por ponerle obstáculos, como se hizo evidente hacia fines del gobierno anterior.

La encuesta CEP dada a conocer el día viernes vino sin embargo a poner un par de hipótesis alternativas sobre la mesa, a la hora de elucubrar por qué el gobierno tiene menos apoyo. La preocupación de la ciudadanía por la delincuencia continúa siendo la número uno, e incluso se incrementa un poco respecto a mediciones anteriores. Por otra parte, la percepción de que el Presidente cede frente a las presiones crece fuertemente. Lo curioso es que esto último es interpretado por los analistas según su conveniencia: unos dicen que cede frente a Carabineros y las instituciones armadas y otros que cede frente a la izquierda en contra de los uniformados. Una prueba más de que no es fácil gobernar.

En cualquier caso, es evidente que en el último tiempo se han dado señales contradictorias en relación al rol de Carabineros en la mantención del orden público. Por una parte, se deben condenar los excesos y repudiar las mentiras en que han incurrido algunos de sus efectivos en el caso Catrillanca; pero ello debe hacerse procurando no lesionar su capacidad de enfrentar desórdenes y comportamientos violentos de grupos interesados en alterar el orden público y perjudicar al gobierno a como dé lugar.

Difícil tarea, pero tarea ineludible. A fin de cuentas, al gobierno sólo le queda enfrentar esta compleja situación con la verdad y con presteza; porque la eficacia, la prestancia y la credibilidad de Carabineros para abordar su misión dependerán críticamente de la opinión que se forme la ciudadanía acerca de la profundidad de los cambios que se realicen en la institución.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en Diario Financiero.-

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