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Combinación virtuosa

La Tercera

Visitar otros  países es una oportunidad única para apreciar las buenas cosas que tenemos en nuestro querido Chile, pero también para darnos cuenta del enorme espacio que tenemos para mejorar.

Yo les escribo esta columna desde el norte de Europa, uno de los rincones del mundo donde los seres humanos han alcanzado sus mayores niveles de desarrollo. Esto, por cierto, incluye disputarse los primeros lugares entre las naciones donde la gente se declara más feliz y satisfecha con su vida, como Noruega y Dinamarca. Gran mérito considerando que para nosotros, los chilenos, el invierno en estos países sería simplemente insoportable.

Son muchas las cosas que llaman la atención de los países desarrollados de Europa Occidental. Seguramente la mirada de un arquitecto, un historiador, o un veinteañero estudiante de intercambio serán todas distintas. A mí no deja de impresionarme cómo estas naciones que han sido víctimas de hambrunas, pestes, incendios, y conflictos bélicos permanentes, a pesar de todo, han podido levantarse una y otra vez, y construir sobre los cimientos de la infraestructura destruida, pero sobre todo, de la herencia cultural que le legaron sus antepasados. Han pasado poco más de 70 años desde el término de la Segunda Guerra Mundial y menos de 30 desde la caída de la Unión Soviética. En ese pequeño lapso de historia, la mayoría de los países de Europa ha logrado no solo recuperar los niveles de vida que tenían previo a estas catástrofes, sino que los han superado con creces.

¿Qué podría explicar este fenomenal éxito de países europeos? ¿Qué podríamos aprender los chilenos de esta historia?
Cuando se visitan muchos países en un corto lapso de tiempo las historias se repiten. No solo aquella de que los relojeros han perdido los ojos o la cabeza en varias ciudades por haber hecho maravillosas obras de arte e ingeniería. También otras mucho más relevantes y creíbles, como que la riqueza de las principales ciudades europeas proviene del comercio internacional y los avances tecnológicos. Que las sociedades más abiertas siempre han atraído a la gente más talentosa y que a la larga los países más libres han terminado siendo también los más prósperos. En otras palabras, el libre mercado y la reducción de poder de reyes y tiranos establecidos a través del tiempo en favor de los ciudadanos, son a la vez la explicación del éxito y el principal legado de los países de Europa Occidental para el resto del mundo.

Chile es el primer país latinoamericano que ha combinado con éxito democracia y economía de libre mercado por un período relevante de tiempo. Al igual que lo ocurrido en Europa, nuestro país y nuestra gente nunca han progresado más en su historia que durante los años en que ha prevalecido esta combinación virtuosa. Por lo mismo, con la perspectiva que da la distancia y la historia, no podemos más que ser optimistas del futuro de Chile. Nuestro principal desafío y nuestra principal responsabilidad para seguir siendo una sociedad próspera, es elegir autoridades que se comprometan a mantener una economía libre y una democracia sana y estable. El talento de los chilenos y los inmigrantes que logremos atraer harán el resto de la tarea.

 

Columna de José Ramón Valente, Consejero de Libertad y Desarrollo, publicada en La Tercera.- 

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