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¿Primarias?

El Libero

Se ha complicado la cosa en la Nueva Mayoría. La Democracia Cristiana, a través de su presidenta y precandidata, Carolina Goic, dice hoy (esta palabra es importante) que no participará en elecciones primarias, sino que irá directamente a la primera vuelta presidencial. Sus aliados en esa coalición replican que si la DC no va a primarias no puede ser parte de un pacto electoral para las elecciones parlamentarias.

Alejandro Guillier, quien ha estado disminuyendo el apoyo en las encuestas y no pierde oportunidad para equivocarse en sus intervenciones públicas, necesita a estas alturas unas elecciones primarias que pueda ganar. De lo contrario, empieza a rondar el fantasma del tercer lugar frente a Piñera y una candidata como Beatriz Sánchez, que muestra más aplomo que Guillier y sigue subiendo en las encuestas.

Esto explica la rudeza con la DC que exhiben sus aliados. El próximo sábado, en su junta nacional, el partido debe tomar su decisión respecto a las primarias. Pero si no ha perdido por completo su identidad, es posible que la junta nacional no tome una decisión definitiva, sino que delegue en la mesa directiva la palabra final, cuyo plazo no es el 29 de abril, sino el 3 de mayo, fecha en que deben inscribirse las candidaturas para primarias. Son días intensos para la DC.

El póker de la Nueva Mayoría es interesante, pues si la DC decide en definitiva no inscribir a Carolina Goic en la primaria se expone a quedar en la orfandad con su lista parlamentaria, lo que la haría perder muchos diputados y senadores. Aunque, ¿quién sabe? Podría arrimarse a partidos de centro como Ciudadanos y Amplitud para salvar la situación, adelantando lo que sería la formación de un centro más potente.

Hasta ahora, la contraoferta de la DC —pacto de apoyo recíproco en la segunda vuelta presidencial y pacto parlamentario— parece insuficiente para seducir a los otros partidos de la Nueva Mayoría. Por otra parte, Goic es una candidata que no ha despegado en las encuestas. ¿Cuán real es entonces la amenaza que significa para Guillier en la primera vuelta presidencial? Si ella no repunta de aquí a agosto, fecha de inscripción de las candidaturas, su 2% de apoyo difícilmente conmoverá a los partidarios de Guillier.

Bueno, el 3 de mayo saldremos de la duda. Entretanto, en la vereda del frente se agitan un poco las aguas. En la centroderecha no hay incertidumbre acerca de quién será el candidato presidencial del sector: Sebastián Piñera. La única duda es cuál es el camino para que llegue a serlo.

Si no hay primarias en la Nueva Mayoría, sus adherentes que no sean militantes de algún partido de la coalición no estarán legalmente inhabilitados para votar en las primarias de Chile Vamos. Esto ha sido esgrimido por algunos en el sector como una razón para no hacer primarias, pues el Partido Comunista podría organizarse para mandar a sus militantes a votar por alguno de los candidatos de menor apoyo (Ossandón, se dice).

Una segunda razón, que es contradictoria con la anterior, sería que la primaria tendría muy pocos votantes.

Otro motivo para no hacer primarias sería el tono agresivo de ataque personal a los rivales que algún candidato podría exhibir (Ossandón, de nuevo), lo que haría daño al sector.

Por último, organizar las primarias tiene un costo económico.

Ninguna de estas razones tiene peso suficiente para que a la centroderecha le convenga no hacer primarias. Ni siquiera la concurrencia de varias de ellas justificaría tomar tal decisión. Pese a que en una columna anterior esbocé la posibilidad teórica de que no hubiera primarias presidenciales, creo que no hacerlas sería un grave error.

La distancia que tiene Sebastián Piñera de Felipe Kast y Manuel José Ossandón es tal que ninguna movilización de votantes de izquierda lograría revertirla. De haber tal movilización, ella contribuiría a tener una primaria con más votos.

Respecto al tono de la campaña, ese es un riesgo, pero quien más tiene que perder es quien transgreda las normas de convivencia interna, pues su carrera política quedaría irremediablemente dañada por un comportamiento que el electorado, especialmente el de la centroderecha, repudia.

La objeción de recursos económicos o la exigencia de movilizar a un número razonable de electores para la primaria no son suficientemente serias ni podrían detener a alguien que pretende ser Presidente de la República, para lo cual requerirá obtener la mitad más uno de los votos de quienes vayan a votar en una segunda vuelta presidencial.

 

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.-

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