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Ad portas de la reforma laboral

Pulso

Queda menos de un mes para la entrada en vigencia de la reforma laboral que establece un nuevo esquema de relaciones laborales entre empresas y sus trabajadores. Recordemos que fruto de una crispada discusión legislativa, el Gobierno logró imponer y aprobar una reforma emblemática cuyas consecuencias ya se pueden visualizar a partir del proceso de negociación colectiva y huelga de Escondida. Aunque este proceso se encuentra sometido al marco legal vigente, la huelga de la minera nos prende una señal de alerta sobre la aplicación de la nueva ley laboral.

A partir de abril próximo las empresas deberán enfrentar procesos de negociación colectiva que serán muchos más complejos y tensos, pues junto con aumentar el poder de negociación de los sindicatos, la nueva ley facilitará el conflicto como método de negociación. En efecto, las negociaciones colectivas, a partir de la nueva normativa, tienen el riesgo de ser mucho más conflictivas. La huelga de Escondida nos advierte al respecto. Primero, el alto nivel de judicialización que ha tenido el proceso de negociación y la huelga misma, donde tanto empleador y trabajadores han recurrido a los tribunales de justicia. Y segundo, pero más grave aún, el inusitado nivel de presión de un sindicato que recurre a actos de violencia como método de negociación, bajo la total indiferencia de las autoridades. No debemos olvidar que la idea de contar con huelgas “pacificas” fue desterrado de nuestro sistema legal ante el rechazo de la CUT y del Partido Comunista, que le torcieron la mano al Gobierno durante la tramitación de la reforma.

Pero así como las huelgas debieran aumentar en frecuencia e intensidad bajo la operación de la nueva ley, principalmente frente a la eliminación del reemplazo en huelga (pese a que en el caso de la minera no se hizo uso de reemplazantes por decisión propia), también hay algunas materias (tales como grupos negociadores, alcance de servicios mínimos y adecuaciones necesarias) que, producto de una serie de vacíos e imprecisiones legales, generarán un foco de conflictividad al interior de las empresas en la huelga. Así, con esta reforma, se estará fomentando el “activismo judicial” como parte de la estrategia de negociación de las partes, lo que solo generará incertidumbre y, sin duda, mal clima en las relaciones laborales.

Una mención especial amerita el reemplazo de trabajadores en huelga. Nos podemos imaginar lo que podría pasar en este ámbito bajo la nueva ley a partir del caso de Escondida, considerando que el año 2017? se renuevan casi 3.000 convenios. Aunque la minera suspendió voluntariamente su producción, generándole millonarias pérdidas y con un sindicato dispuesto a extender la huelga por un largo período, la sola posibilidad de que las huelgas se prolonguen indefinidamente sin que sea posible reemplazar trabajadores, o limitar su duración o recurrir a mecanismos de solución de controversias, pone de manifiesto la necesidad de enmendar la ley que pronto entrará en vigencia.

En consecuencia, lo que está en juego con la huelga de Escondida es más que el resultado de una negociación particular. Es la aplicación misma de la futura reforma laboral. Y desde ya podemos afirmar que los grandes responsables de los negativos efectos de esta reforma serán el Gobierno y su bendito programa concebido entre cuatro paredes con un diagnóstico erróneo, propuestas equivocadas y pésima implementación. Eso explica que cerca del 60% de los chilenos rechace la reforma laboral en la forma que resultó finalmente aprobada.

No habiendo tenido este Gobierno la voluntad de escuchar las advertencias que se le formularon de introducirle mejoras a la ley, sea durante su tramitación o con posterioridad a ella, solo cabe esperar que el próximo gobierno asuma el desafío de corregir la reforma laboral. Solo una administración realmente comprometida con el crecimiento y progreso del país y con la generación de empleo será capaz de implementar los cambios que demandan las relaciones laborales modernas. Solo nos cabe esperar que surjan las propuestas serias y responsables que todo el país espera.

Columna de Francisco Orrego B., Sub Director del Área Política y Legislativa de Libertad y Desarrollo, publicada en Pulso.-

 

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