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Cabildos: ¿Participar?

La Tercera

Hace algunas semanas participé en un foro en el que se debatía si participar o no en el proceso constitucional. Lo organizó el Centro de Alumnos Derecho UC y una organización llamada “Cabilderos”. Animé a los asistentes a informarse para influir en el proceso; a participar activamente en los encuentros y a conectarse para seguir interviniendo en las redes sociales. Una trilogía para intentar que las buenas ideas estén presentes.

Recientemente mi cuñado me preguntó lo mismo. Cuando me preparaba a relatarle la trilogía recordé que mucha agua había pasado bajo este puente en las últimas semanas.

Me acordé de las exigencias que había puesto el Consejo Ciudadano de Observadores (CCO) y de cómo la Presidenta los había convocado para modificarlas. También recordé que el Gobierno nombraría nuevos integrantes. Esa es una vieja táctica. Roosevelt amenazó con hacer lo mismo en la Corte Suprema de EE.UU. cuando ésta le impedía llevar adelante su New Deal. Y el solo anuncio logró cambiar la actitud de la Corte. Es por eso mismo que el Consejo no puede aceptar la designación de nuevos miembros. Es razonable sospechar que con ello el Gobierno busca matizar el contrapeso que ha ejercido el CCO. Y aunque esa no fuera la intención, cuestión imposible de determinar, la sola sospecha que algo de ello pudiera estar presente debe llevar al Consejo a negarse a integrar nuevos miembros. Con ello mostraría una auténtica autonomía.

Pero hay más. Recordé también el docurreality. El gobierno lo financia para mostrar "seguridad, compromiso y orgullo" con el proceso. Y hay muchos que creemos lo contrario: que genera incertidumbre y más desafección con nuestras instituciones políticas (por eso hay que saltárselas). Entonces lo que se quiere es motivar cierto tipo de participación: la de aquellos que comparten el final de la historia.

Luego pensé en las campañas de interés público con las que el Gobierno, CNTV mediante, repetirá ahora en TV su slogan constitucional. La ley dice que esas campañas deben buscar transmitir cuestiones de utilidad pública. No programas de gobierno.

Y pienso en los facilitadores. Es cierto que participó la Alta Dirección Pública. Pero su director nos hace presente que ellos no eligieron a los facilitadores; fue la SEGPRES. Ese no es un ministerio "técnico" como le gusta decir a algunos. Su única misión es cumplir el programa. Y la elección de facilitadores fue funcional a eso, como hemos visto en estos días.

¿Qué hacer entonces? Hay dos alternativas. La primera es restarse de todo y denunciar los fraudes. Esto elimina la opción de intentar poner ideas sobre la mesa y defender lo relevante. Pero, dicen algunos, logra que no se “valide” el proceso. La segunda es sumarse e intentar influir, promoviendo encuentros locales y participando en los cabildos. Dado que lo que viene no se va a detener; dado que el Gobierno va a llevar adelante su proceso con o sin CCO, lo prudente es participar, ir a terreno y persuadir, criticar los eslogans superficiales, viralizar las trampas, denunciar el extremismo de ciertas asambleas, promover contenidos en línea con el progreso y la libertad. Todo ello especialmente en los cabildos provinciales y regionales que serán el insumo más relevante de las conclusiones posteriores.

Columna de Sebastián Soto V., Director del Área Constitucional de Libertad y Desarrollo, publicada en La Tercera.-

 

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