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La realidad y el realismo sin renuncias

El Mercurio

Hernan Buchi Buc 2015Con la volatilidad propia de los datos parciales, todo indica que la economía chilena está muy debilitada. Hace unas semanas la autoridad económica, que dejó de lado el optimismo sin fundamento de su predecesor, sinceró las proyecciones. El nivel de la actividad a mitad de año no superó el de fines del 2014 y hacia el término del 2015 veremos un crecimiento cercano al 2,5%, incluso ayudado por efectos estadísticos. El déficit fiscal estimado por la autoridad se empina al 3% del PIB, y si bien Chile tiene una situación de deuda neta sana, el deterioro será más rápido de lo que suponemos si la economía se estanca y el déficit se mantiene. Latinoamérica en general está afectada, pero no es consuelo. Lo que permitió a Chile crear una clase media mayoritaria generando avances concretos y esperanzas futuras para todos los chilenos es que en las últimas décadas avanzamos más que el continente, siendo el único país que convergió relativa y sustancialmente al bienestar de los desarrollados.

Ante la débil realidad de nuestra evolución económica actual, el Banco Central analiza en un informe reciente si la debilidad de la inversión que se observa se debe a factores externos o internos. Concluye que ninguno basta para justificar lo que observamos y que existe un shock autónomo en la confianza que determina entre el 54% y el 87% del estancamiento actual. Ese shock autónomo es la consecuencia de los efectos de políticas mal concebidas en áreas tributarias, educacionales, laborales y una amenaza general de destrucción integral de la economía social de mercado. Ello, unido a propuestas de cambios institucionales que culminarían en una Nueva Constitución, cuyos pocos conocidos lineamientos dejan claro que el derecho de propiedad se pone en entredicho y se debilita.

La Presidenta ha demostrado incapacidad para administrar los efectos negativos de su programa y persevera en sus raíces ideológicas. Le cuesta aceptar que las consecuencias de sus decisiones afectan al bienestar de los que teóricamente quiere favorecer. Varias veces ha tratado de resolver el dilema y no lo consigue. La última fue el tan esperado cónclave en el que precisaría qué renuncias eran necesarias para ser realistas. No lo hizo y en cambio dio un repetido vamos al proceso de crear una Nueva Constitución, aún cuando su gobierno es incapaz de dirigir y controlar los cambios ya hechos. Se agregan algunas instituciones al programa de gratuidad universitaria, pero no despeja sus inconsistencias. En el ámbito tributario, un Servicio de Impuestos Internos politizado con facultades discrecionales ampliadas sin precedentes y con una nueva legislación en exceso compleja, indican que se requerirán mucho más que cambios menores como se sugirió.

Quizás la manera de entender esta irresolución se encuentre en los objetivos no declarados. Es iluminador lo expresado por el Senador DC Jorge Pizarro en el último cónclave. Manifestó que la Nueva Mayoría estaría imitando al Peronismo intentando ser gobierno y oposición al mismo tiempo. Para la Argentina eso ha significado caer del desarrollo sin pobreza a ser un país del montón en Latinoamérica. Al partido y a sus líderes, en cambio, les ha valido una hegemonía de décadas. Si ese fuera el propósito implícito, el camino elegido en Chile tiene lógica. Concentrar el poder en el gobierno y favorecer el corporativismo por el momento estudiantil y sindical. Crear condiciones para el clientelismo abusando del poder de las instituciones del Estado.  Hacer desaparecer a la oposición, deslegitimarla y restringir la entrada de nuevos competidores dificultando su financiamiento. Cambiar las reglas electorales y la Constitución para asegurar la sucesión de la facción gobernante. A propósito, las PASO, muy peculiares elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias que se llevan a cabo hoy en el país vecino se originan en una disposición que la facción gobernante encontró de su conveniencia hace unos años y durarán mientras les convengan.

Sea por diseño o como consecuencia inesperada, si el peligro que el senador Pizarro describe sigue concretándose, la realidad económica continuará desalentadora. Tiene dos imponderables que su ideóloga no puede manejar durante esta transición: la reacción de una clase media amplia y deseosa de progresar que no está todavía politizada y el entorno económico mundial que al ser más negativo hará más aguda la contradicción entre deseos y realidades. El precio del cobre a US$ 2,34/ libra es el mejor indicador de una situación externa menos favorable.

Hasta ahora hemos contado con un escenario de tasas de interés excepcionalmente bajas que se prolonga desde el año 2008. Pero ello está a punto de cambiar.

La Reserva Federal de EE.UU. comenzará el abandono muy pronto, quizás en septiembre, de su estrategia de tasa cero.

El consenso que anima a su Consejo es no cometer el error de 1966 cuando, presionados políticamente, no se perseveró con las alzas en las tasas de interés y el país dio inicio al periodo inflacionario más grave de su historia moderna que culminara recién a comienzos de los ´80. Ello indica que los datos de desempeño de la economía americana tendrían que ser particularmente negativos para que no inicie la normalización de tasa este año.

La situación es compleja hoy para la FED y el proceso de aumento de tasas puede tener aspectos impredecibles difíciles de manejar. En el 2008 tenía US$ 870 billones de activos, básicamente pagarés del Tesoro americano de corto plazo, mientras que hoy tiene US$ 4,4 trillones en documentos de largo plazo y no sólo del Tesoro, ya que incluye deuda de otras instituciones. Su sistema bancario, que intermedia entre la FED y la economía, no tenía en el 2008 prácticamente exceso de reservas y hoy tiene más de US$ 2,5 trillones depositados en la FED. Si comienza a movilizarlos su impacto es muy grande en la base monetaria y requerirá un muy buen manejo para evitar volatilidad en las tasas. Por su parte, el sistema financiero está transitando una reestructuración profunda. Desde el 2008 se han cerrado 1.341 bancos comerciales y sólo abrieron 2 nuevos. Esto no tiene precedente, ya que aún en la depresión de los ´30 se crearon anualmente 19 bancos.

En síntesis, no se pronostica un entorno externo catastrófico pero sí sabemos que la realidad será menos favorable y más volátil de lo deseable. En aras del bienestar que todos deseamos para Chile, es de esperar que el dilema que la Presidenta no resuelve entre realismo e ideología se incline, finalmente y a tiempo, por enfrentar la realidad con pragmatismo. Asegurar el futuro político de una coalición o grupo de individuos no puede ser a expensas del progreso de todos.

Columna de Hernán Büchi en El Mercurio.-

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