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Vergara y Valdés

Diario Financiero

Luis Larraín A.Al presentar el IPOM del mes de junio, el Banco Central claramente cambió su discurso acerca de los factores que más le preocupan de la evolución de la economía chilena. Hasta aquí, y fiel a su mandato de estabilidad monetaria, el instituto emisor había puesto énfasis en la necesidad de volver a situar los índices inflacionarios en torno al valor medio del rango que define la meta inflacionaria.

La preocupación principal ahora no es esa.

Esta vez el Banco Central mostró su inquietud por el crecimiento económico. Y en una interpretación que nunca había sido así de explícita, se refirió al impacto que tendría el deterioro “autónomo” de las expectativas de los agentes económicos sobre el nivel de actividad. En el caso de la inversión, distintos estudios situarían entre 20 y 50% el impacto negativo de las expectativas. A ello hay que agregar el efecto, también negativo, que las expectativas tienen sobre las decisiones de consumo.

El IMACEC de 1,7% en abril, la caída de las remuneraciones reales en ese mismo mes, las cifras de empleo que dan cuenta de un estancamiento en la creación de empleos privados que solamente superan la línea de flotación por los empleos agrícolas, son todos antecedentes complementarios a los esgrimidos por el Central para consolidar una visión muy pesimista acerca de la evolución de la actividad en la economía chilena.

El cambio de lenguaje del Banco Central es importante. De hecho, contradice la versión que hasta ahora ha sostenido el Ministerio de Hacienda en el sentido que parte importante de los problemas de nuestra economía estarían relacionados con el efecto de la economía internacional.

Si bien en el primer trimestre la economía mundial mostró menor dinamismo que el esperado, arrastrada por el pobre crecimiento de los Estados Unidos y los países emergentes, en particular Rusia y Brasil a lo que se agregan la mayoría de los países de Latinoamérica, ese panorama empieza a cambiar en el segundo trimestre.

En efecto, Estados Unidos pasaría de un magro 0,7% de crecimiento a un 2% y China está poniendo en práctica una serie de medidas para mantener altas tasas de crecimiento. Japón está también en una fase expansiva y la zona euro, excepto la sombra de Grecia, también muestra un mayor dinamismo al esperado. Con todo esto, se espera que la economía mundial crezca del orden de 3,3% durante el año 2015, acelerando la actividad hacia el segundo semestre.

Los problemas de la economía chilena están acá adentro y eso cualquier economista lo sabe.

Y por eso es muy importante la actitud que tome el economista que ocupa la posición más relevante en nuestro país: el Ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

El Ministro de Hacienda no puede pretender que aumente la inversión en Chile si es que le señala a un grupo de dirigentes empresariales que se disminuirá la protección al derecho de propiedad. Eso es de Perogrullo. Las últimas declaraciones del Ministro, en cambio, en que reconoce el efecto que las reformas pueden tener sobre las expectativas van en la dirección correcta. Es tan simple como hablar con la verdad, dejando atrás afirmaciones absurdas como que un aumento de la carga tributaria de 3 puntos del PIB, con la estructura de impuestos que tiene Chile, no iba a afectar la inversión.

Nadie le pide a Valdés que el gobierno deje de lado sus reformas. Sólo que cumpla su rol como Ministro de Hacienda de morigerar los efectos negativos que reformas como la laboral tienen en cualquier economía, y que la implementación de reformas y en general de la gestión de gobierno cumpla ciertos estándares mínimos de calidad.

Es tan deficiente la performance de este gobierno, que ya pasó la hora de hacerse el leso. Es la hora de la responsabilidad y se requiere que todos, sin excepción, en la oposición y en el gobierno empiecen a hablar con la verdad sobre el efecto que las políticas públicas están teniendo sobre la calidad de vida de los chilenos.

Rodrigo Vergara y Rodrigo Valdés son dos de los economistas profesionales mejor entrenados de nuestro país. Vergara está haciendo la pega, ahora le toca a Valdés.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de LyD, publicada en Diario Financiero.-

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