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¿Se mantiene la tasa de desempleo?

Voces La Tercera

F Klapp horizEn las últimas semanas –y con renovada fuerza tras conocerse la más reciente Encuesta de Empleo del INE- se ha discutido acerca de la real situación del mercado laboral. El origen de esa inquietud es evidente: tras 18 meses de pobre crecimiento, la tasa de desempleo informada por el INE resulta excepcionalmente baja, levemente por encima del 6%.

Lo enigmático de esta situación, puede ejemplificarse de manera muy clara, a través de la llamada Ley de Okun, tradicional observación empírica que correlaciona la tasa de crecimiento del producto (o desviaciones respecto al PIB potencial) con  cambios en la tasa de desempleo (o su nivel). Tal como ilustró el Banco Central en una minuta reciente[1], esta “ley” sugiere que el nivel de desempleo actual sería significativamente más bajo que la experiencia histórica para el escaso crecimiento. El mismo documento ofrece una explicación “estructural”: la demografía y escolaridad del país han cambiado, y hoy hay menos jóvenes, quienes tradicionalmente presentan elevadas tasas de desempleo, entrando más tarde y más educados al mercado laboral, por lo que -a diferencia de décadas pasadas- niveles de desempleo más bajos serían compatibles con un menor crecimiento.

Esta puede ser una buena noticia, pero no entrega información coyuntural respecto a si, efectivamente, el mercado laboral está en una peor condición que a comienzos de 2013.

Otros indicadores como el crecimiento de los Ocupados y la Fuerza de Trabajo -numerador y denominador de la tasa de desempleo- crecen hoy a la par y de manera muy moderada, un 0,9% y un 0,8% anual, respectivamente. La contracara de esta menor expansión, es naturalmente un gran aumento de la población inactiva, aquella que por diferentes razones no busca participar, al menos temporalmente, en el mercado laboral. Así, hoy tenemos 150 mil personas más que hace un año fuera de la Fuerza de Trabajo (con una gran incidencia femenina), y tan solo 66 mil personas más con empleo, pero una tasa de desempleo constante. En concreto, del 2,7% de aumento en los inactivos, 1,7 puntos o un 63% es explicado por mujeres. Lo anterior ha suscitado suspicacias, no por ser un fenómeno inesperado, sino por la magnitud del mismo.

Ante esto, el INE, de manera algo tardía, ha explicado que la Nueva Encuesta de Empleo (NENE), que desde 2010 se aplica, respondería de manera distinta que la antigua encuesta  al ciclo económico. En particular, en la NENE sería “más fácil” ser considerado como un Ocupado, puesto que a diferencia de lo que ocurría antes, el cuestionario explícitamente pregunta si se trabajó al menos una hora de manera remunerada, precisión antes a ausente, lo que podía llevar a que personas con trabajos esporádicos quedarán antes fuera. Este argumento ya fue esgrimido durante el gobierno de Sebastián Piñera para matizar la excepcional creación de empleos que entonces se observase. Hoy, frente a un menor dinamismo, otra diferencia cobra importancia: caer en la categoría de Desocupado, cuando no se tiene trabajo. Hoy sería “más difícil”, ya que no sólo se debe haber buscado activamente trabajo en las últimas 4 semanas  (2 meses en la encuesta antigua), sino que además se debe estar disponible para empezar a trabajar en las 2 siguientes semanas,  introduciendo un segundo filtro que aumentaría la posibilidad de ser catalogado como Inactivo y no Desocupado.

Una arista relacionada son los bruscos cambios al interior de las razones que explican la inactividad. Un punto donde vale la pena recordar, que como toda encuesta, la del INE, es construida para ser  precisa en algunos indicadores y bajo ciertos niveles de agregación, más no así para todos los indicadores complementarios aplicados a un subgrupo de la población. Más aún, las razones de inactividad en el cuestionario no son mutuamente excluyentes, así un estudiante podría una vez declarar que no busca trabajo por sus estudios, mientras que otra vez podría reportar –aun siendo un estudiante- que estima que no habría oportunidades para el. Este es un problema que se debe enfrentar, pero que probablemente  aumentará el costo de la Encuesta.

Esta es la primera vez que nuestra NENE enfrenta un ciclo económico débil y la tasa de desempleo no ha respondido como lo esperábamos, esto no quiere decir que debamos desecharla, simplemente que armados de todos los indicadores adicionales que la Encuesta genera (horas trabajadas, iniciadores disponibles, etc.), deberemos aprender a leerla mejor, conociendo también sus limitaciones.

Columna de Francisco Klapp, Investigador del Programa Económico

de Libertad y Desarrollo, publicada en Voces de La Tercera.


[1] http://www.bcentral.cl/publicaciones/politicas/pdf/MinutasIPOM_032015.pdf

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