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CASEN, CASEN, ¡que se escuche más fuerte!

La Tercera

rosanna laterceraEn un sábado de verano, a la hora de almuerzo, la Ministra de Desarrollo Social finalmente dio a conocer la Casen 2013, tras un retraso de unos seis meses. La puesta en escena fue discreta, como si el objetivo fuese: ¡Que no se escuche fuerte!.

Encuesta en mano, lo primero a destacar es la importante reducción de la pobreza e indigencia. Usando las cifras escogidas por la Cepal, mientras la pobreza cayó desde 10,9% en 2011 a 7,8% en 2013, la indigencia lo hizo desde 3,1% a 2,5%. Uno de cada cuatro personas pobres en 2011 dejaron tal condición en 2 años (27%). Con la nueva metodología la cifra es aun mayor.

En la oportunidad se entregó la medición de la pobreza multi-dimensional con información valiosa sobre la calidad de vida de los hogares. La idea es medir carencias en áreas claves como educación, salud, empleo y vivienda, definiendo para cada una de éstas umbrales mínimos de servicios, y clasificando como pobre multidimensional a los hogares con al menos un integrante que no alcance 75% de satisfacción de los estándares establecidos, independiente del nivel de ingreso del hogar. Esta medida de pobreza multidimensional bajó considerablemente (desde un 22,2% en 2011 a un 16% en 2013).

Entre las dimensiones de la pobreza multidimensional, quiero llamar la atención en la de vivienda. En las cifras hay escaso rastro, si alguno, del terremoto que sufrió Chile en 2010, que asoló entre las regiones quinta y novena (zona donde viven unos 13 millones de habitantes que representan cerca del 80% de la población nacional). En este caso, tanto el hacinamiento como el estado de la vivienda y la cobertura de servicios básicos mejoran sustancialmente. Sólo en el caso de servicios básicos hay un leve retroceso en 2011, que se revierte en 2013, terminando con menores carencias que en 2009. Al complementar con las preguntas de la encuesta esto se refuerza. Es decir, en el período nuestro país fue capaz de superar el costo habitacional del terremoto y consiguió seguir avanzando en superar carencias habitacionales.

Tan importante como destacar los avances, lo es también señalar que aún queda pobreza, y por tanto no debemos perder el sentido de urgencia y la prioridad hasta limitarla a su mínima expresión, o erradicarla. Para este efecto el crecimiento económico una vez más se muestra fundamental.

Con el foco ahora en el quinto de los hogares con menores ingresos autónomos (con la metodología nueva), en 2009 sus ingresos autónomos cayeron en promedio anual 1,5% real (único quintil en que caen estos ingresos provenientes mayoritariamente del trabajo), mientras los subsidios monetarios crecieron 27% real - también promedio anual de los valores entre ambas encuestas-. Destacan en ello la implementación del pilar solidario y un par de bonos por una vez del año 2009 en que se tomó la encuesta. De ahí, que los ingresos monetarios de este quintil crecieran en promedio 5,6% real anual. Es decir, en este periodo de bajo crecimiento, los hogares más pobres son los que más sufren pérdida de ingresos del trabajo. En caso de perder vitalidad en el crecimiento existe mayor exposición en estos hogares que ven aumentar su dependencia del Estado. En situaciones coyunturales, y con finanzas públicas sanas ello puede palearse transitoriamente con políticas contra-cíclicas. Pero si el menor dinamismo es más permanente ello no se sustenta en el tiempo.

En los años siguientes, con mayor crecimiento económico, este grupo de hogares percibe incrementos en los ingresos autónomos igual a 8,8% real en promedio al año, superior al del resto de los hogares; mientras los subsidios lo hicieron en 4,8%, asociados ahora (en parte) a políticas que fomentaron el empleo y premiaron el logro. Así, la distribución del ingreso, en prácticamente todas sus mediciones, recupera los niveles de 2006, que se deterioraron en la CASEN 2009.

En definitiva, el crecimiento económico fue virtuoso especialmente para los hogares de menores recursos, permitiendo incrementar sus ingresos autónomos y financiar programas sociales sostenibles. Una combinación en la cual se sale de la pobreza y se fortalece la autonomía. De ahí la relevancia de fortalecer la competitividad de la economía con un foco particular en la inversión en las personas y en los espacios de iniciativa privada. De ahí la importancia de que el gobierno no sea indiferente al crecimiento económico, que en definitiva es también un tema social.

No debiera cerrarse aquí el análisis. Falta incorporar el efecto de las transferencias, que todos estos indicadores dejan fuera, como las subvenciones educacionales o las transferencias de salud, entre otras. Queda de manifiesto, a su vez, que focalizar con instrumentos modernos que premian logros y con retiro gradual de los beneficios en la medida que aumentan los ingresos, permite un énfasis en quienes menos tienen, pero llegando también proporcionalmente a quintiles de mayores ingresos. Todo ello es consistente con el sentido de urgencia y prioridades que se recomienda mantener.

Hay mucho que leer de la CASEN. Por eso es bueno que la CASEN se escuche fuerte, y la usemos para diseñar y perfeccionar nuestras políticas sociales.

Columna de Rosanna Costa C., Subdirectora de Libertad y Desarrollo, publicada en Negocios de La Tercera.- 

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