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Casen 2013: Un mejor Chile

Pulso

Alejandra Candia -Los resultados de la encuesta Casen 2013 no pueden ser sino motivo de celebración: sin importar la forma de medirla -metodología tradicional (comparable con la serie histórica o de acuerdo a la serie entregada por el Gobierno que obvió el alza en la pobreza registrada para 2009) o metodología actualizada (de acuerdo, en gran parte, a las recomendaciones de la Comisión para la Medición de la Pobreza)- la tasa de pobreza por ingresos en Chile mostró entre 2011 y 2013 el retroceso más importante registrado hasta ahora. La noticia se vuelve aún más positiva al analizar la evolución del ingreso monetario (y sus componentes) en los hogares más pobres, puesto que a partir de 2009 fueron ellos los más beneficiados del crecimiento económico y de las mayores oportunidades de empleo: entre 2009 y 2013 los ingresos autónomos de los hogares pertenecientes al 20% más pobre crecieron a un acelerado 8,8% real anual, y sus ingresos monetarios totales en un no despreciable 7,4% real anual, los dos por sobre el promedio de la población, cercano al 6% en ambos casos.

La Casen 2013 nos dio a conocer también una nueva forma de mirar nuestra sociedad: la pobreza multidimensional. En simple, este indicador, cuyo diseño preliminar también formó parte de las conclusiones de la Comisión citada previamente, nos permite conocer el porcentaje de hogares cuyos integrantes presentan algún tipo de carencia en educación, salud, trabajo y seguridad social y vivienda. Los números señalan que en 2013, el 16% de los hogares se encontraba en situación de pobreza multidimensional, muy por debajo del 22,2% registrado para 2009. Una mirada en detalle de las distintas dimensiones evaluadas da cuenta, en general, de mejoras sostenidas en cada una de ellas entre 2009 y 2013.

No obstante las buenas noticias, el Gobierno prefirió centrar su mirada en el supuesto estancamiento en los indicadores de desigualdad, los cuales al ser analizados en detalle si registran progreso a partir de 2009. Además, los indicadores de distribución del ingreso mejoran al incorporar al ingreso autónomo los beneficios monetarios del Estado, reflejo de la importancia de la focalización de las políticas sociales en quienes más lo necesitan.

Hay una mirada indirecta a los resultados de distribución del ingreso que vale la pena rescatar: la generacional. ¿Cuánto más equitativas son las nuevas generaciones de nuestro país respecto a las más antiguas? Si bien no disponemos de encuestas de panel para entregar una respuesta directa, algo podemos concluir de los resultados de la Casen. El Coeficiente de Gini del ingreso del trabajo por tramo de edad reportado es inferior para los más jóvenes, muy en la línea de las conclusiones del trabajo de Sapelli 2011 , que señalan que la distribución del ingreso de los más jóvenes es bastante más igualitaria que la de los mayores. La razón sería la mayor cobertura educacional actual y en particular el mayor acceso a la educación superior. La carencia en la dimensión educación en los mayores explica también por qué los hogares cuyo jefe de hogar es adulto mayor presentaron en 2013 una mayor pobreza multidimensional que los hogares cuyo jefe de hogar es menor de 60.

En suma, los resultados de la encuesta Casen 2013 dan cuenta de una mejora sostenida en la calidad de vida de las familias que va más allá de un alza en los ingresos. Nuestro desafío es mantener dicha senda, entregar instrumentos para superar de manera definitiva la pobreza de ingresos y avanzar en eliminar las carencias que determinan la pobreza multidimensional.  

 

Columna de Alejandra Candia, Directora Social del Programa Social de LyD, publicada en Pulso.-

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