ADMISIÓN A LAS UNIVERSIDADES: UNA DISCUSIÓN SOBRE GANADORES Y PERDEDORES

REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE MARÍA PAZ ARZOLA, INVESTIGADORA DEL PROGRAMA SOCIAL DE LYD, PUBLICADA EN VOCES DE LA TERCERA.

Quizás el primer error que cometió el Consejo de Rectores (CRUCh) con la inclusión del ranking de notas entre las variables que determinan el ingreso a las universidades, fue no reconocer desde el principio que cualquier cambio en el sistema de admisión tendrá ganadores y perdedores. Los ganadores, se supone, serán aquéllos que lograrán acceder gracias a estos cambios; mientras que los perdedores serán quienes quedarán afuera, o bien en una opción menos preferida. Debió transparentarse también qué cualidades son las que se estaban buscando en los alumnos seleccionados, para a partir de ahí definir los mecanismos que permitan identificarlos de mejor forma.

El objetivo que se buscó con la incorporación del ranking, fue introducir una medida de la posición del alumno en relación a su clase, de manera de reconocer el mérito de quienes sobresalen por sobre sus compañeros, sin importar el entorno en el cual se desenvuelven. De esta forma se lograría mejorar la equidad en el acceso a educación superior, en un contexto en que la PSU -al ser una evaluación que mide el manejo de contenidos, en lugar de habilidades- pone en desventaja a los estudiantes de establecimientos de peor nivel académico.

Ahora bien, faltó advertir que, al no cambiar el número de vacantes ofrecidas por las universidades, se produciría necesariamente una redistribución de cupos entre los postulantes favorecidos y los perjudicados con el ranking: aumentaría así la probabilidad de que quienes ingresaran a las universidades fuesen los mejores estudiantes de sus colegios, aun cuando no manejaran todos los contenidos necesarios para tener éxito en su carrera, en desmedro de aquéllos que venían de un colegio de mejor nivel académico.

Pero no sólo eso. En el CRUCh se olvidaron también de que las personas toman decisiones en base a lo que creen mejor. O como decimos en economía: los individuos respondemos a incentivos. Así, se pasó por alto que quienes escogieron un colegio pensando en poder entrar a una buena universidad, no estarían dispuestos a ver truncado su sueño por un cambio de última hora en las reglas de juego. La selección a la universidad no parte en cuarto medio, si no desde mucho antes, cuando las familias eligen el colegio para sus hijos.

Por esta razón, tal como muchos advirtieron que podía ocurrir, ha habido una fuga de alumnos desde los liceos emblemáticos,en los que debido a su mayor exigencia, es más difícil beneficiarse de la bonificación del ranking de notas.

Dados estos hechos, bien podría ocurrir que el primer objetivo de la incorporación del ranking de notas se vea incumplido, al menos en parte, debido a esta redistribución de alumnos entre establecimientos escolares de distinto nivel académico. Y no sólo eso; tal como lo notó un rector la semana pasada, esto estaría impactando también en la entrega de las Becas Presidente de la República, que premian a los mejores egresados de cada promoción.
Del mismo modo, tampoco podemos pasar por alto que para que haya verdadera equidad, debe haber aprendizaje. No hay equidad sin aprendizaje. Si efectivamente el ranking de notas produjera un acceso más equitativo de alumnos a la educación superior, pero fallara en identificar a aquellos estudiantes que efectivamente tendrán éxito en sus estudios, el objetivo de equidad no se cumplirá correctamente. La introducción de una medición del ranking de notas escolares mejora la equidad siempre y cuando no afecte la predictibilidad del éxito futuro del alumno, de manera de minimizar la probabilidad de fracaso y la deserción.

Con todo lo interior, queda de manifiesto la importancia de que cualquier cambio se haga de manera progresiva, evaluando los impactos, y transparentando quiénes serán los perjudicados, así como por qué se justifica que lo sean. Dado que no existe evidencia que muestre que quienes se ven favorecidos con el ranking vayan a tener más éxito que quienes queden fuera de la universidad, es fundamental también ir generando información al respecto, de manera de poder asegurar que los cambios efectivamente propenderán hacia una mayor equidad.