INCERTIDUMBRE Y DESACELERACIÓN

REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE FRANCISCO KLAPP, INVESTIGADOR DEL PROGRAMA ECONÓMICO DE LYD, PUBLICADA EN PULSO.

La economía vive un proceso de fuerte desaceleración, no hay quien lo dude, siendo la inversión claramente el componente del PIB que más se ha resentido y a lo que ahora se suma el consumo.

Las causas de este  menor dinamismo, más allá del fin del ciclo minero, el deterioro de los términos de intercambio y el flujo de capitales al mundo desarrollado, son aún objeto de debate.  Especialmente el impacto de los anuncios de diversas reformas del gobierno de la Nueva Mayoría, los cuales han generado un ambiente lleno de incertidumbre regulatoria. Y es precisamente respecto al impacto de esta incertidumbre que resulta valioso revisar la literatura tanto teórica como empírica.

En un ambiente de falta de certezas y dado el carácter irreversible de la inversión, la decisión óptima en muchos casos es posponer la misma hasta contar con más información (Bernanke 1983, sí el mismo ex presidente de la FED). Baker, Bloom y Davis (2013) encuentran empíricamente que incertidumbre acerca de las políticas fiscales, monetarias y regulatorias  a aplicarse suelen reducir la inversión.  La lógica es simple: ante la duda sobre el futuro, los inversionistas esperan y miran,  si finalmente invierten o no dependerá de las políticas que se apliquen.