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BACHELET Y LOS IMPUESTOS

Diario Financiero

A continuación reproducimos la columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de LyD, publicada en Diario Financiero:

La precandidata del partido socialista dijo en un programa de televisión que subiría la tasa de impuesto a las empresas del 20 al 25% y bajaría la del impuesto a las personas del 40% al 35%. Agregó que su reforma tributaria recaudaría 
US$ 8.200 millones.

Lo primero que hay que decir es que el aumento de tasa a las empresas no recauda US$ 8.200 millones, sino del orden de US$ 1.600 millones. Si además su propuesta contempla rebajas de impuestos, quiere decir que para llegar a esa cifra de recaudación veríamos muchas otras alzas de impuestos, un impuestazo han dicho algunos, en un gobierno de Bachelet.

Alvaro Elizalde, vocero de su comando, ha salido después a corregir a su candidata al decir que el aumento de tasa no afectaría a las Pymes. Con mayor razón, entonces, no hay forma de cuadrar las cifras. Pero en fin, Michelle Bachelet, de acuerdo a sus dichos, cree que su secretaria paga una tasa de impuestos más alta que ella, como le sucedería al millonario Warren Buffet, cuando probablemente la secretaria no paga impuesto a la renta dado el mínimo exento.

Si queremos hablar de impuestos en serio, debemos enfrentar algunos puntos fundamentales: a) ¿Cuál es el efecto de los impuestos sobre el crecimiento económico y en particular la inversión?; b) ¿Sobre quién recae la carga tributaria?; c) ¿Son altos o bajos los impuestos en Chile?
Sobre el primer punto hay abundante evidencia en la literatura de que alzas de impuestos afectan la inversión y el crecimiento por dos vías: aumento del costo de capital y disponibilidad de fondos internos. Esta segunda vía es especialmente perjudicial para las PYME, que utilizan las utilidades retenidas para financiarse. Uno de los estudios más conocidos a nivel internacional es el de los norteamericanos Romer y Romer, quienes en un trabajo empírico que abarca desde 1945 hasta 2007 en su país, estiman que un aumento de los impuestos en un 1% del PIB reduce el nivel de producto en casi 3% a lo largo de los siguientes tres años. En Chile, Cerda y Larraín utilizan datos agregados y una encuesta panel de más de 500.000 empresas para estimar los efectos del cambio del impuesto a las utilidades retenidas entre 1981 y 1996 sobre la inversión. Concluyen que un 10% de aumento en la tasa de impuesto a las utilidades retenidas disminuye la inversión privada en un 1% del PIB. Bueno, Bachelet propone aumentar la tasa a las utilidades de las empresas en un 25%.

Otro de los puntos a analizar es quién paga realmente los impuestos, lo que en jerga técnica se llama la incidencia de los impuestos, porque en este terreno no todo es cómo parece. Quién paga depende de la capacidad de oferentes y demandantes de adaptarse ante cambios en las condiciones (lo que los economistas llamamos elasticidad). En algunos casos un alza de impuestos la pagará mayoritariamente el dueño de la empresa, pero en otros serán los consumidores porque la empresa traspasará a precios su mayor costo y en otros casos serán los trabajadores de la empresa porque ésta contratará menos mano de obra, o no reajustará los sueldos. Siempre al final habrá una combinación de todos estos efectos y lo único cierto es que habrá menor producción e inversión.

Un tercer elemento a considerar antes de subir los impuestos es si la carga es alta o baja. Cuando nos comparamos con la OCDE, algunos señalan que la recaudación de impuestos sobre el PIB en Chile, algo más del 20%, es de las más bajas. Sin embargo la comparación pertinente es con la tasa de impuestos que tenían los países de la OCDE cuando estaban en el nivel de desarrollo de Chile. Y si hacemos ese cálculo, Chile se encuentra aproximadamente en el promedio que los países de la OCDE recaudaban cuando tenían nuestro nivel de desarrollo. También se dice que la tasa de 20% a las empresas es menor que el promedio de la OCDE, pero no se dice que la recaudación de impuestos a las empresas como porcentaje del PIB en Chile es de las tres más altas de la OCDE a causa de las pocas exenciones que existen en nuestro país.

Son válidas las discrepancias acerca de políticas tributarias, pero lo mínimo que se pide es trabajar con los datos reales.

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