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CHILE, LÍDER DE CRECIMIENTO EN LA OCDE: ¿A QUIÉN LE LLEGA?

La Segunda

A continuación reproducimos la columna de Cecilia Cifuentes, investigadora del Programa Económico de LyD, publicada en La Segunda:

Un reciente informe de la OCDE señala que dentro de este grupo de 34 países, en general los más desarrollados, Chile será el que registrará la mayor tasa de crecimiento económico entre 2012 y 2014. Sin duda, una excelente noticia, luego de que durante el período 1998-2009 nuestro país creció al mismo ritmo que el mundo. Entre 2010 y 2013 el crecimiento sería 1,5 puntos por sobre el promedio mundial, y bastante más del doble de lo que crecería el mundo desarrollado. Los críticos dirían entonces que aunque crecemos más que el mundo desarrollado, somos mucho más desiguales. Es cierto que los niveles de desigualdad siguen siendo elevados, pero la buena noticia es que los datos de la última Casen evidencian en forma bastante clara que este crecimiento no sólo está permitiendo que todos estemos mejor, sino que está llegando especialmente a los sectores de menores ingresos. El crecimiento sería entonces el camino más apropiado no sólo para alcanzar un PIB per cápita de país desarrollado, sino también para ir resolviendo los problemas de pobreza y desigualdad.

Los datos de la OCDE muestran que durante el período 2010-2011 la economía chilena ocupó el segundo lugar en crecimiento del PIB, lo que llevó a que fuera unos de los países donde más creció la ocupación (7,8% vs. 2,1% promedio) y donde más cayó el desempleo. Dado que esta mejoría se da también en un contexto de remuneraciones reales crecientes (han subido casi 8% real desde inicios de 2010), se cumple entonces a cabalidad la idea de que el crecimiento es la mejor política laboral. Se ha criticado la calidad de este empleo, sin embargo, las estadísticas entregan bastante evidencia de que en términos de calidad hay mejorías importantes. Primero, de los empleos creados en el período marzo 2010- septiembre 2012, 63% corresponde a asalariado, en general asociado a mayor estabilidad laboral. Es efectivo que hay un aumento importante del empleo femenino por cuenta propia, pero que corresponde a mujeres que antes estaban inactivas o desempleadas, por lo cual también mejoran su situación. Otro dato que apunta a esa mejoría en calidad es que mientras en el lapso señalado el empleo total crece 9,9%, el número de cotizantes en los fondos de pensiones aumenta 13,4%, lo que definitivamente es un empleo de calidad. El ingreso imponible real de los cotizantes sube en promedio 10,4%. Dado que para los ingresos altos el aumento está acotado por el límite imponible, esta cifra nos habla en general de mayores ingresos para los sectores medios, que entonces no están quedando fuera de esta mejora.

Pero más allá de estos positivos números agregados, la encuesta Casen nos permite analizar con detalle los grupos de ingresos que más beneficiados se han visto con esta mejoría laboral. Primero respecto a la ocupación, entre ambas encuestas, 2009 y 2011, la ocupación total crece 6,9%, cifras que son de 9,7%, 7,2% y 8,2% para el primer, segundo y tercer quintil respectivamente, lo que significa que el empleo crece más que el promedio en los sectores bajos. Esto permite también que las caídas en desocupación se concentren en los tres primeros quintiles. La ocupación en el último quintil crece sólo 3,7%. El aumento en el número de cotizantes se concentra también en los cinco primeros deciles de ingreso, con tasas de crecimiento en general superiores a 20%, mientras los ocupados que no cotizan caen en forma importante en general, pero concentrado en los primeros deciles. Por último, los salarios reales crecen a un ritmo más alto en el primer quintil, situación que es muy marcada en las remuneraciones masculinas.

La conclusión parece bastante evidente, el crecimiento económico no sólo es una herramienta clave para mejorar la situación de los trabajadores, sino también es una excelente política social. Esto no significa que los problemas estén resueltos. Aún existen aspectos de la foto-país que no nos gustan, pero ésta es mejor que la de tres años atrás, lo que hace recomendable mantener y profundizar el camino que se está siguiendo. Los datos evidencian en forma clara que el llamado “modelo” no está fracasando.

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