Consciente de que un tema que estará en debate será la subsidiariedad del Estado, la Directora Ejecutiva de LyD es tajante en su análisis. Plantea que la existencia de un Estado social alude a un Estado que se hace cargo de los temas sociales, pero no necesariamente que provea la solución. “Hablar de que un Estado social implica la no participación del sector privado, es un error”, dice.

"El objetivo es que sea una Constitución fome, y sin etiquetas. Ni de centro derecha ni de centro izquierda, ni ecologista, ni feminista, ni animalista. Una Constitución no es un programa de gobierno, no es una declaración de buenas intenciones”, resume Bettina Horst, la única economista de los 24 integrantes de la Comisión Experta que este lunes se instaló oficialmente, y que tiene la misión de elaborar y proponer un anteproyecto, en el marco del nuevo proceso constituyente.

Horst -propuesta por la UDI— cuenta que continuará como Directora Ejecutiva de LyD (Libertad y Desarrollo), aunque sin duda con una dedicación mucho más restringida, y también continuará en el Consejo de Alta Dirección Pública, cargo que le acaba de renovar el Senado en agosto de 2022, a proposición del Presidente Boric, y por seis años. “Es un cargo que no voy a dejar, hay que darle continuidad al consejo”, indica.

—¿Usted comparte genuinamente que Chile necesita una nueva Constitución o va a este proceso para dar un cierre a la discusión abierta pos estallido?

“Esa discusión ya no es relevante para mí. Soy parte de un proceso, me incorporé a uno de los órganos que son parte de él, y con toda la voluntad de que salga un buen texto y que sea aprobado por una amplia mayoría de la ciudadanía. Discutir sobre cómo se abrió este proceso y en qué contexto, es una discusión del pasado”.

—Como única economista del grupo, ¿qué rol va jugar? ¿Cree que su experiencia económica va a ser escuchada?

“Los 24 vamos a ser escuchados. Siento que hay bastante apertura para escuchar, y puedo ser un aporte. No soy la abogada experta constitucionalista, pero sí soy una persona que conoce bien cómo funciona el Estado, sus instituciones. Desde la economía y los números, tengo una aproximación que es evaluar los efectos a favor o en contra de una u otra medida, los incentivos que se generan, favorables y negativos”.

—¿A qué modelo de desarrollo económico debiera aspirar Chile?

“La Constitución debiera ser un texto compatible con distintas miradas. Es la construcción de una carretera que no tenga baches, lomos de toro, ni hoyos, en la cual un vehículo no se desbarranque. Que permita el desarrollo de distintas políticas públicas. No tengo un modelo definido de un país a seguir”.

—¿Cómo cree que va a mutar el modelo económico chileno a partir de este nuevo proceso? En el anterior, que venía del estallido y luego con la elección de convencionales, primó una mirada de izquierda, se hablaba de superar el neoliberalismo y el extractivismo, incluso del decrecimiento. ¿Hoy qué se podría esperar?

“No va a ser una Constitución de izquierdas, y a mi modo de ver, tampoco debiera ser una Constitución de derechas. Debiera ser una Constitución para izquierdas y derechas. Con instituciones que le den estabilidad al país y en la medida en que vaya cambiando el signo del gobierno, adaptar las políticas públicas. Preservando la democracia, la iniciativa privada, la libertad de elegir. Sé que hay mucha discusión de si queremos un Estado social, un Estado subsidiario. Sabemos que la palabra subsidiariedad no está en la Constitución y para mí hoy día lo que es revelante que quede plasmado en el futuro texto es no hablar de subsidiariedad necesariamente, sino que hablemos de cómo resolver mejor los problemas para las personas. Y si para las personas la mejor solución a los problemas es la opción de un Estado, un sector privado, un sector que colabore entre uno y otro, hay que abrirse a opciones, generar más libertades, más que cerrarse a oportunidades y a espacios de colaboración a priori”.