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Avanza la reforma laboral, retroceden los trabajadores

Medios Regionales

 

CECILIA CIFUENTESSigue avanzando el proyecto de reforma laboral en el Congreso y lo que debería ser una buena noticia para los trabajadores, no lo es, lo que resulta lamentable. Si bien podría generar un beneficio de corto plazo a un grupo minoritario de trabajadores, perjudica el acceso al mercado laboral de los grupos más vulnerables. Además, en el mediano plazo se incentiva la sustitución de trabajo y se dañan los incentivos al esfuerzo individual y al emprendimiento, lo que termina por afectar a todos los trabajadores. La experiencia de los países europeos es muy clara en esta dirección, después de décadas de rigidez laboral, cae la participación del trabajo en el ingreso, producto del estancamiento de la productividad y de mayores tasas de desempleo, especialmente para los jóvenes.

La reforma laboral parte de un diagnóstico errado sobre la realidad del trabajo en Chile. Se plantea que es necesaria una mejor distribución de las ganancias de productividad y que además las relaciones laborales en Chile están caracterizadas por falta de diálogo, constante conflictividad, dificultad de acuerdo y serios problema de confianza. Siendo evidente que siempre se puede mejorar, lo cierto es que en las últimas tres décadas los trabajadores han sido claramente beneficiados por el crecimiento de la economía y de hecho en los últimos diez años los ingresos de los trabajadores han crecido más que el PIB. No existe ningún cambio legal que haga posible un resultado superior en forma sostenible. Profundizar esa mejoría requiere perfeccionar la política de capacitación laboral y facilitar la inclusión de jóvenes y mujeres, temas en que nuestro país está claramente al debe. Por otra parte, las encuestas muestran que en general los trabajadores confían en la empresa en que trabajan y perciben reducidos niveles de conflictividad en la misma. Siempre es posible avanzar en esta materia, sobre todo considerando los bajos niveles de confianza que nos caracterizan como sociedad. Sin embargo, un proyecto de ley que incentiva las huelgas, que no plantea la necesidad de que éstas sean pacíficas y que parte de una concepción de lucha de clases entre trabajadores y empleadores, si algo logra en esta materia es un retroceso para el país, del cual los trabajadores son protagonistas.

 

 

Columna de Cecilia Cifuentes, Economista Senior de Libertad y Desarrollo, publicada en medios regionales de El Mercurio.-

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