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LOS 4 MITOS SOBRE EL SISTEMA BINOMINAL

Cuando se habla de la necesidad de reformar nuestro sistema político muchos lo asimilan a un cambio en el sistema electoral que nos rige: el binominal. Reconociendo que en un análisis del sistema político no corresponde dejar afuera el sistema electoral, es bueno despejar con evidencia algunos de los mitos que hay en la discusión nacional sobre la materia.

1) Exclusión y desproporcionalidad

Bajo el supuesto de que no existe sistema de preferencias que sea perfecto, el sistema actual excluye en proporciones considerables a los partidos que no son capaces de incorporarse a las dos mayores coaliciones. Como consecuencia de la conformación de dos grandes bloques, ha quedado en evidencia que la competencia se ha trasladado al interior de estas mismas coaliciones; más aún, han pasado a ser claves las instancias partidarias de selección y definición de candidatos, lo que le ha restado incertidumbre a los resultados electorales. Es precisamente por lo anterior, que va en la línea correcta la iniciativa del Gobierno en torno al establecimiento de un sistema de primarias (voluntarias y vinculantes) para la elección de candidatos, que transformaría una debilidad del sistema (concentración de la competitividad al interior de la lista) en una instancia democrática que neutralizaría ese déficit convocando a la ciudadanía.

2) “Sobrerrepresentación de la derecha”

Analizando la evidencia disponible, podemos ver que de las 6 elecciones para la Cámara Baja, desde 1989 a 2009, la Concertación se ha visto favorecida por el sistema en 3 elecciones (1989, 1997 y 2001), mientras que la Alianza se ha visto favorecida en los años 1993, 2005 y 2009.

Como señalara el ex Ministro de la Democracia Cristiana, Edgardo Boeninger, muchos de los dichos en esta materia son más que nada mediáticos y sin fundamentación empírica . En la misma línea se ha pronunciado Pepe Auth .

3) “Seguro contra la derrota”

Si las elecciones son simultáneas a las elecciones presidenciales, es falso que los partidos no se arriesguen a maximizar sus votos por sobre el 33,4%, ya que está dentro de los objetivos de todo grupo político –y sobre todo bajo un régimen presidencial –, tanto el control del Congreso, como el control de Ejecutivo y, para esto, es necesario maximizar la cantidad de votos y no sólo el 33,4%.

4) Efectos en la participación

Respecto a la crítica del creciente congelamiento de las inscripciones en los registros electorales desde 1989 a la fecha y el envejecimiento del padrón, nada asegura que un cambio al sistema electoral sea la solución. El descontento de la ciudadanía es un asunto mucho más complejo, que depende de muchas variables, tanto en el contexto latinoamericano e internacional, como para ser explicado únicamente a través del sistema electoral.

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