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¿EDUCACIÓN SUPERIOR EN CRISIS? LOS HECHOS MUESTRAN LO CONTRARIO

Desde hace algún tiempo se escucha con cada vez mayor frecuencia que la Educación Superior de Chile está en crisis y que su situación no da para más. Rodrigo Troncoso, coordinador del Programa Social de LyD, asegura que los hechos nos muestran todo lo contrario. “Este es el mejor momento en la historia de la educación superior en nuestro país, con niveles de acceso y calidad sin precedente en Chile”, puntualiza.

El acceso a la educación superior se ha masificado en pocas décadas. Hace 30 años sólo una pequeña élite tenía acceso a la educación superior. Actualmente, sobre el 40% de la población en la edad correspondiente accede a la educación superior.

Evidentemente, existen espacios para mejorar varios aspectos del actual sistema de educación terciaria. Entre estos destaca la discriminación arbitraria que hace el Estado entre las universidades que pertenecen al Consejo de Rectores y el resto de las instituciones de educación superior, así como algunas limitaciones del sistema de financiamiento.

Las actuales demandas de los líderes estudiantiles de las universidades del Consejo de Rectores se refieren a estos aspectos, pero sus propuestas apuntan justo en la dirección contraria a los ajustes que requiere el sistema.

También cuestionan el esquema de financiamiento actual basado en créditos y que ha permitido masificar el acceso a la educación superior. Los egresados de la educación superior se benefician con salarios mayores, así que es razonable que se hagan cargo de la mayor parte del costo que significa educarse, liberando recursos públicos para otros sectores menos beneficiados.

Por último, se intenta dar al fin de lucro una connotación negativa que no tendría por qué tener. Es completamente legítimo que las personas y las instituciones lucren por sus actividades, más aún si al hacerlo benefician al país. Por cierto que los participantes de las universidades estatales también actúan movidos por el lucro. Los académicos reciben remuneraciones competitivas con bonos por productividad, mientras que los estudiantes esperan recibir mayores remuneraciones en el futuro.

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