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Nuestro agente en La Haya

El Libero

¿Por qué renunció Felipe Bulnes a su responsabilidad como agente de Chile en La Haya en la causa iniciada por el gobierno de Bolivia?

¿Qué significado tiene su reemplazo por José Miguel Insulza?

Son preguntas que no tienen respuestas fáciles, por lo que intentaremos descorrer, aunque sea parcialmente, el velo que cubre estas decisiones para la mayoría de los chilenos.

Felipe Bulnes siente, al parecer, que no hubo un cabal reconocimiento a los resultados de su trabajo como agente de Chile, ni tampoco la cohesión deseable en el equipo que ha conducido este proceso.

El diputado Auth, ha deslizado que Bulnes no habría sido partidario de presentar la excepción preliminar solicitando que la corte se declare incompetente para zanjar la demanda marítima boliviana. Dijo incluso que el Canciller Muñoz tampoco era partidario de hacerlo, lo que inevitablemente deja la responsabilidad de esa decisión en la Presidenta Bachelet. Seguramente no vamos a tener certezas acerca de lo que verdaderamente ocurrió.

Lo que parece más cierto es que Felipe Bulnes siente que la opinión pública chilena, incluyendo la de su propio sector político, puso el énfasis en el rechazo de la Corte a la petición de Chile por un aplastante resultado de 14 votos contra dos, más que en la ganancia que significa para nuestro país que la Corte haya circunscrito el alcance de la demanda boliviana, descartando que su fallo pueda obligar a Chile a ceder territorio.

Pero más allá de las razones de Bulnes, lo que interesa analizar es el significado de este cambio para la estrategia chilena en el futuro.

Mi impresión es que tras el cambio de Bulnes por Insulza lo que hay es un cambio importante en la estrategia chilena para enfrentar este tipo de diferendos.

Chile había sostenido hasta la fecha una estrategia basada en la solidez jurídica de nuestros argumentos. La intangibilidad de los tratados y el respeto irrestricto al Derecho Internacional han sido piedras angulares de nuestra política exterior a la hora de enfrentar este tipo de problemas.

El fallo de la Corte de La Haya en el diferendo con Perú desató las alertas.

Ante la controversia planteada por Perú sobre la delimitación marítima, la Corte fijó un límite arbitrario, sin ajustarse a Derecho. Empezó entonces a cundir la sensación de que la Corte Internacional de Justicia tenía en cuenta otras consideraciones a la hora de emitir sus fallos. Criterios como la equidad, en la práctica podían ser utilizados para fallar incluso obviando la existencia de texto escrito en los instrumentos jurídicos aplicables.

En la demanda boliviana, al reconocer competencia en este caso, reitera su comportamiento. Como lo expuso acertadamente la defensa chilena, la Corte carece de jurisdicción para juzgar asuntos resueltos por un tratado anterior al Pacto de Bogotá, como es el de 1904.

La estrategia boliviana fue radicalmente distinta a la de Chile. Como es de público conocimiento, el Presidente Evo Morales desplegó una intensa ofensiva diplomática destinada a generar simpatías hacia la posición boliviana. Frente a la ausencia de argumentos jurídicos para sustentar sus reclamaciones, Bolivia utiliza profusamente todos los foros internacionales y cualquier acto diplomático para afirmar sus peticiones.

Si la Corte Internacional de Justicia fallara en Derecho, la estrategia boliviana no tendría sentido. Todo el despliegue diplomático sería inútil frente a un tribunal que aplique el texto escrito de la ley.

Pero eso no es así, y como Chile ha debido ya sufrirlo en dos ocasiones en poco tiempo, el tribunal introduce en sus fallos consideraciones absolutamente ajenas a los textos legales aplicables en estos casos.

Sin hacerlo explícito, Chile está cambiando su estrategia para enfrentar este tipo de diferendos. El cambio en el equipo lo refleja muy claramente. Se ha reemplazado un jurista de nota, como Felipe Bulnes, por un político y diplomático, como José Miguel Insulza. Son otras las habilidades que se requieren para sortear con éxito estas contiendas.

Lo que queda menos claro, es el rol que ha jugado en estas decisiones el Canciller Heraldo Muñoz. Tampoco está muy claro el rol que tendrá en el futuro en estas materias, ante la fuerte presencia que muy probablemente tendrá en el futuro en nuevo agente de Chile en La Haya.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de LyD, publicada en El Líbero.-

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