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Lo que derrumbó a la izquierda

El Mercurio

La causa del derrumbe de la izquierda en América Latina es una sola: el repudio popular por el fracaso de sus gobiernos, en particular del socialismo del siglo XXI, sus otras versiones y aliados. El desplome no proviene de haber dejado de recibir fondos del chavismo y de la corrupción brasileña. La crisis del petróleo venezolano, la corrupción y los financiamientos son marginales. El dinero solo permitió ocultar el descalabro de los gobiernos populistas de la región. Semejante a lo ocurrido cuando quedó al desnudo el fracaso del castrismo, por el fin del financiamiento de Rusia. Primero se terminaron los financiamientos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Luego los de la máquina de Lula, del PT, Petrobras y de las empresas constructoras del Lava Jato. El desenlace ha tenido resultados devastadores. Lula, varios ministros, empresarios y políticos brasileros están en la cárcel. Dilma Rousseff fue defenestrada. En Ecuador, el ex presidente Rafael Correa está prófugo en Bélgica. Su ex vicepresidente y sucesor, el presidente Lenín Moreno, se ha distanciado de Correa, de la Alianza Bolivariana y de Unasur. Moreno ha pedido la devolución del edificio sede de ese organismo, retiró sus embajadores en Bolivia y en Venezuela, y está por entregar a Julian Assange, de WikiLeaks, protegido de Correa, asilado en la embajada ecuatoriana en Londres, reclamado por la justicia por violación y divulgación de documentos secretos norteamericanos. En Colombia, el derechista Iván Duque venció al izquierdista Gustavo Petro. Mauricio Macri sucedió a Cristina Kirchner y Sebastián Piñera a Bachelet. Sobreviven asediados Nicolás Maduro, Daniel Ortega y el inefable Evo Morales. Raúl Castro prefirió retirarse y gobernar desde las sombras, con Miguel Díaz Canel como presidente de Cuba. Se reventó la burbuja populistasocialista en América Latina. Es el fin de una era, de tres décadas, en que predominó en la región. 

La izquierda chilena lo ha tenido que reconocer. Hasta el Partido Comunista, junto a ex dirigentes de la Nueva Mayoría, condena ahora a los populistas Daniel Ortega y Evo Morales. Alguna lealtad comunista se mantiene con Venezuela: mal que mal reconocieron recibir millones de dólares para financiar a la Universidad Arcis. Mayor cuidado hay con Lula. Los ex presidentes Bachelet y Lagos, y dirigentes políticos de oposición han firmado una carta en su favor. Olvidan sus insultos. En 'Viajes del Presidente', enviados de O Globo y de Folha de Sao Paulo aseguran que Lula, en una cena íntima en Japón, coincidente con la negociación de Chile del Nafta, habría señalado: 'Chile es una mierda, una broma. Negocian con los americanos y se sientan en nosotros'. Lula, como Trump, negó sus dichos. Mientras tanto, permanece abierta una investigación sobre financiamientos electorales del mecanismo brasilero a campañas nacionales de suscriptores de la carta de apoyo.

Columna de Hernán Felipe Errázuriz, Consejero de Libertad y Desarrollo, publicada en El Mercurio.-

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