Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Los 100 días de Trump

El Mercurio

El sábado pasado se cumplieron 100 días del Presidente Trump. El balance es al debe y con algunas esperanzas. No se han producido los desastres anticipados. Su populismo parece estar en declive y el pragmatismo de los hombres de negocios, en ascenso. La separación de los poderes públicos ha contenido los excesos del Presidente.

Han tenido buena acogida sus medidas para reducir la administración pública y eliminar regulaciones a la inversión y al emprendimiento. Las bolsas han subido y mejorado las expectativas económicas.

Trump fue elegido para remecer el arbolito, sacudir las instituciones y la política norteamericana. Ya sabe que para gobernar no basta con sus instintos: debe informarse, asesorarse y subordinarse a la ley. De lo contrario, se expone a la destitución y a desencadenar conflictos inmanejables.

Trump, dueño de casinos, es un negociador arriesgado e impredecible. Y no ha cambiado, sigue siendo impredecible. Pocos esperaban que bombardeara Siria y Afganistán.

Su habilidad negociadora sigue a prueba con Rusia, China, Corea del Norte, en el Medio Oriente, con su Congreso, con su partido y en la renegociación de los acuerdos comerciales. Obama legó un desorden mundial.

El Presidente Trump se ha visto obligado a abandonar posiciones extremas. Sus fracasos y la solidez de las instituciones norteamericanas lo han forzado a transigir. Parece haber entendido que para abordar las crisis internacionales debe buscar el diálogo y las alianzas. No puede apretar el botón para bombardear Corea del Norte sin un acuerdo previo con Japón, China y Corea del Sur. Ha tenido que revisar sus duras posiciones sobre la OTAN y con México.

La justicia le impidió cerrar por decreto la frontera a migrantes del Medio Oriente. El Congreso lo obligó a retirar su reforma a la salud. La Oficina del Presupuesto emitió alarmas por los elevados gastos y déficit fiscal de sus iniciativas económicas y tributarias.

En América Latina ha sido prudente, con algunos gestos positivos, pero no se conoce alguno especial con Chile. Fuimos de los últimos a los que se aceptó la protocolar llamada presidencial.

Trump ha dejado que los gobiernos de la Región sean los que enfrenten a Maduro en Venezuela. Ha recibido y respaldado a los presidentes vecinos. Macri y Pedro Pablo Kuczynski. Ha mantenido estrechos y reiterados contactos con el Presidente Temer de Brasil y Santos de Colombia. Ante desastres naturales en Colombia y en Perú envió ayuda significativa, algo que no hizo para nuestros incendios.

Chile y su gobierno parecen no interesarle. Habría que considerar algún plan para precaverse del proteccionismo y de las políticas migratorias que nos puedan dañar. El sector privado en conjunto con la Cancillería debería tomar iniciativas en beneficio de las buenas relaciones con Estados Unidos. Las fuerzas armadas también pueden contribuir: Trump desconfía de las burocracias y confía en el sector privado y en sus generales: tiene a tres en su gabinete, uno en servicio activo.

Columna de Hernán Felipe Errázuriz, Consejero de Libertad y Desarrollo, publicada en El Mercurio.-

Tags:

otras publicaciones

La Tercera

La Tercera