Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

En apoyo a Venezuela

El Mercurio

No se entiende la consternación internacional y del Gobierno de Chile por la decisión del gobierno de Nicolás Maduro de anular el Parlamento venezolano.

No es ninguna novedad lo ocurrido y, en parte, es consecuencia de la indiferencia mundial a los excesos del Presidente y al sufrimiento del pueblo venezolano.

El Gobierno de Chile debe reparar la distancia que, por demasiados años y gobiernos, ha mantenido de los acontecimientos en Venezuela. Se podría ir más allá que llamar a informar a nuestro embajador en Caracas: son públicos los abusos de Maduro.

Tal como Perú, se debería considerar retirar al embajador en Caracas, y pedir la salida del acreditado en Santiago, mientras no se restablezca el Estado de Derecho en Venezuela. Para mayor impacto se podría hacer en conjunto con otros gobiernos.

Cabría, además, ofrecer asilo político a los dirigentes perseguidos y prestar ayuda humanitaria al pueblo venezolano, que atraviesa por graves privaciones y que debe hacerse cargo del futuro de su país.

Hay razones especiales para actuar con firmeza. Maduro cuenta con un rechazo abrumador en el oficialismo y en la oposición; se ha sumado públicamente a los ataques de Evo Morales en contra de Chile; mantiene prisionero a un opositor de nacionalidad chilena y ha intervenido en nuestra política interna: financió al Partido Comunista a través de sus millonarios aportes a la fenecida Universidad Arcis y con publicidad de su empresa petrolera estatal en el diario oficial comunista.

Indispensable es apoyar resueltamente al Secretario General de la OEA, Luis Almagro, en su llamado a aplicar la Carta Democrática para suspender a Venezuela de la OEA si no hay convocatoria a elecciones y la liberación de los presos políticos.

Maduro ha gobernado siempre por decreto y lo seguirá haciendo. Nunca ha respetado la separación de los poderes del Estado ni los derechos constitucionales de los venezolanos. Gobernó mediante leyes habilitantes, mientras el Partido Socialista dominaba la Asamblea Nacional. Derrotado en las elecciones parlamentarias en 2015, reemplazó a los jueces del Tribunal Supremo de Justicia por magistrados serviles. Desde entonces ignoró la legislatura, impidió la convocatoria al referéndum revocatorio y siguió encarcelando a opositores. Que haya disuelto el Parlamento no es un cambio ni una sorpresa.

Los abusos de Maduro han sido alentados por el apoyo que recibe del ALBA, de los satélites del gobierno cubano, de Evo Morales y de los países caribeños, a los que provee de petróleo subsidiado. Se beneficia de la cooperación de China, Rusia, Irán, Siria y también de la inoperancia de la diplomacia occidental. Se aprovechó de las ingenuas mediaciones del Vaticano y del grupo de ex mandatarios que dirige el ex Presidente español Rodríguez Zapatero. Hasta recientemente, el silencio de la mayoría de los países del continente, incluido Chile, también lo ha favorecido. Ha expirado el tiempo que ha ganado Maduro en espera de que lo salve un aumento significativo del precio del petróleo.

Se podría ir más allá que llamar a informar a nuestro embajador en Caracas.

 

Columna de Hernán Felipe Errázuriz, Consejero de Libertad y Desarrollo, publicada en El Mercurio.-

Tags:

otras publicaciones

El Líbero

La Tercera