Muy acertadas parecen las declaraciones del presidente del Banco Central, en el sentido de que ni la política fiscal ni la monetaria pueden hacer más por recuperar el crecimiento perdido y lo que realmente se requiere es recuperar la confianza del sector privado.

Es por esta razón que mantener una política fiscal expansiva no sólo contribuiría poco a una mayor expansión del PIB, sino que además podría ser contraproducente, ya que atentaría en contra de la sostenibilidad fiscal futura. A estas alturas es bastante probable que los ingresos fiscales en los próximos años estarían por debajo de lo estimado en el programa de gobierno, producto de una disminución del aporte de la minería y de un menor crecimiento económico. La recuperación del equilibrio fiscal estructural en 2018 es entonces una meta que parece bastante compleja y que sería completamente inviable políticamente si en 2016 se mantiene un gasto fiscal creciendo a un ritmo similar al de este año.

La percepción de que el país registrará en los próximos años una situación fiscal deficitaria atenta en contra de un mayor crecimiento económico, ya que genera la percepción de nuevas alzas de impuestos y/o de endeudamiento público creciente, lo que se traduce en presiones alcistas de la tasa de interés y bajistas del tipo de cambio real, dañando la actividad del sector privado.

En conclusión, si realmente se quiere contribuir a recuperar las confianzas y a un mayor dinamismo económico, sería una buena noticia el anuncio de una mayor prudencia fiscal en 2016 y en los años siguientes.

Columna de Cecilia Cifuentes, Economista Senior de Libertad y Desarrollo, publicada en Pulso.-