A CONTINUACIÓN, REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE JORGE RAMÍREZ, INVESTIGADOR DEL PROGRAMA SOCIEDAD Y POLÍTICA DE LYD, PUBLICADA EN CHILE B.
La Nueva Mayoría ha resuelto poner suma urgencia a la tramitación del proyecto de ley que reforma nuestro sistema electoral. En la misma semana y en el contexto de la discusión en particular de la reforma tributaria, paradójicamente se resolvió no discutir y votar por separado cada uno de los artículos del proyecto en cuestión. Se trata en definitiva de la paulatina transformación del Congreso Nacional —y en particular de la Cámara de Diputados— en una puesta en escena de la deliberación.
El sociólogo Georges Balandier plantea la relación íntima existente entre el arte de la política y el arte de la escena. Mientras que la acción política se da en el plano de la acción, lo escénico opera en clave de representación cuasi teatral. El poder político no se sostendría de este modo por los simples dispositivos de dominación, ni tampoco por su justificación estrictamente racional, sino más bien por una sutil transposición de imágenes y símbolos que dan forma a una puesta en escena similar a la de un cuadro ceremonial.
Las primeras semanas de inmersión en este nuevo Congreso Nacional permiten sostener la tesis de que nuestro hemiciclo se constituye paulatinamente en el espacio de la representación de la deliberación. En el hemiciclo está todo dado para la deliberación: información, asesores, citaciones a expertos, atención de los medios de comunicación, etc. Sin embargo, de auténtica deliberación, poco y nada. Las maratónicas sesiones de discusión, no son más que simple representación. Cada actor repasa sus guiones y afina sus elocuciones, transformándose éstas muchas veces en simples monólogos, porque en ocasiones inclusive los actores no se escuchan entre ellos.
El gran director: el Ejecutivo y su administrador: La Nueva Mayoría, han resuelto que los tiempos de las representaciones en el Congreso Nacional han de adaptarse al gran rito ceremonial: el discurso presidencial del 21 de mayo. La Nueva Mayoría ha enviado un mandato claro de que el rol del Congreso está supeditado al rito, los actores deberán ver cómo resuelven en el contexto de la teatralidad aprobar en cosa de días proyectos de ley tan trascendentales para Chile, so pretexto de llegar con un relato bien articulado a la gran obra del 21 de Mayo.
La pregunta es: cuando nuestros emprendedores se vean enfrentados al nuevo sistema impositivo, ¿lo harán en el mundo de la acción o de la representación? Claramente no todos los ciudadanos tienen la fortuna de desarrollar sus actividades en el contexto de la teatralidad, sino que ellos deben confrontar la cruda realidad. Quizás sería prudente que atendiendo a la relevancia de los temas en discusión la Nueva Mayoría termine con esta puesta en escena.
