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LA OTRA CRISIS DE UCRANIA

Pulso

A CONTINUACIÓN, REPRODUCIMOS LA COLUMNA DE FRANCISCO GARCÉS, DIRECTOR DEL CENTRO DE ECONOMÍA INTERNACIONAL DE LYD, PUBLICADA HOY EN PULSO.

En los últimos meses Ucrania enfrenta una acentuada incertidumbre política, la que ha generado grandes consecuencias en la economía. Uno de los principales problemas se refleja en la deuda externa del país. Ésta ha crecido constantemente en los últimos seis años, de 20 a 50% del PIB. De acuerdo al FMI, la deuda pública bruta del país en 2014 representará el 48% del PIB anual, luego de ser el 37% del PIB en 2012. Mientras que Commerzbank plantea que la deuda soberana externa del sector privado es de unos 100.000 millones de dólares.

A esta situación se suma la devaluación de la grivna ucraniana que con respecto a 2013 se depreció en más del 10%. Situación que se traduce en el alto costo de pagar la deuda y así la promesa de cancelar ésta se ve cada vez más lejana, mientras no se realice un rescate del sistema financiero del país. El país cuenta con reservas de divisas de sólo US$ 16 billones o el equivalente a dos meses de importaciones en enero. Esto le puede ayudar a cubrir algunos meses, pero finalmente necesitarán pronto apoyo financiero.

Los analistas sostienen que la ayuda para cumplir las obligaciones de pago de deuda de Ucrania sólo cubrirán las obligaciones inmediatas del país, pero en el largo plazo existe una situación que no es descartable: una separación del Estado. En este escenario el riesgo de default es real y bastante alto, ya que ninguna de las dos eventuales regiones va a querer hacerse cargo de la deuda. Según un informe del IIF un posible rescate en las condiciones actuales sin cambios en las políticas ucranianas no tiene cabida, ya que requeriría aproximadamente US$ 30 mil millones o más en asistencia extranjera oficial sólo para este año.

Además, la crisis ucraniana es que los ingresos fiscales provenientes de los  impuestos parecen haber colapsado junto con la actividad económica durante las semanas de la disputa política. Sin acceso a los mercados extranjeros y los bancos nacionales bajo una intensa presión de liquidez, el Banco Central del país se ha convertido prácticamente en el único financista del gobierno.

Ante el escenario planteado se puede observar que la crisis económica de Ucrania no sólo hace insostenible las finanzas internas y externas, sino que requiere de un ajuste mayor de las políticas públicas y equilibrios macroeconómicos. Se espera que el panorama político amaine y que el Presidente a elegir en mayo logre algo de estabilidad y sea capaz de tomar las medidas necesarias, para que -junto al masivo apoyo o asistencia de la comunidad internacional-, mejore la situación del país.

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