Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Raúl Soto y Alejandro Foxley

Diario Financiero

Raúl Soto, diputado de la Democracia Cristiana y Presidente de la comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara, ha dicho que no se dejará presionar en su decisión de aprobar o rechazar la idea de legislar para reformar el sistema de pensiones. Puede que Soto lo haya dicho a propósito de las declaraciones del presidente de CIEPLAN y ex Ministro de Hacienda, Alejandro Foxley, quien luego de una reunión con el Presidente Piñera y varios economistas de CIEPLAN declaró a los medios de comunicación que, sin duda, había que aprobar la idea de legislar sobre esta importante política pública. O quizás se refiera a las presiones desde la izquierda, algunos de cuyos diputados llaman a constituir un bloque opositor coherente que excluya a la DC.

Raúl Soto vivió su momento de la fama: toda la atención se concentró en él. Suponemos que, en su discernimiento, tendrá que haber considerado Raúl Soto que Alejandro Foxley fue el Ministro de Hacienda durante todo el gobierno de Patricio Aylwin. En ese período, el crecimiento del PIB en Chile alcanzó un promedio de 7,3 %, uno de los más altos en la historia del país. Foxley tuvo la sapiencia de introducir cambios a la conducción económica tan importantes como una reforma tributaria y una reforma laboral, sin alterar, no obstante, las bases y los incentivos presentes en nuestra economía que hicieron posible a la larga tan auspicioso resultado.

Pero Alejandro Foxley tuvo además la nobleza de reconocer que la gestión económica del gobierno de Aylwin había construido sobre las bases sólidas que algunas reformas estructurales previas habían cimentado en la economía chilena. Incluso mencionó a Hernán Büchi como uno de los autores de esas reformas. La verdad es que esa es la forma como Chile logró el estatus que hoy tiene en Latinoamérica, construyendo sobre lo que se había hecho antes.

Y no se vaya a creer que el crecimiento excepcional de Chile durante el gobierno de Aylwin y los de la Concertación que le siguieron, se debe al contexto internacional. De hecho, durante la Concertación el crecimiento de la economía mundial fue de apenas 2,7%, incluso menos que durante el gobierno de la Nueva Mayoría que fue 2,8%. El precio del cobre fue de 1,94 dólares la libra durante la Concertación y 2,76 dólares durante el gobierno de la Nueva Mayoría.

Alejandro Foxley simboliza una etapa de la historia de Chile donde nuestro país logró disminuir drásticamente la pobreza e incorporó a millones de chilenos a los beneficios del progreso. Por eso, el diputado Soto tiene que pensarlo bien antes de ignorar su consejo. Negar siquiera la idea de legislar para mejorar el sistema de pensiones es una posición extrema, que ha sido fijada por la izquierda y pauteada por el Frente Amplio. La Democracia Cristiana, aquella tributaria de Patricio Aylwin y Alejandro Foxley, no tiene por qué adherir acríticamente a esa postura como lo está haciendo la izquierda tradicional, que por algo está ausente de la discusión política en Chile.

Por supuesto es legítimo discrepar en materia de políticas públicas y puede haber posiciones distintas al interior de un partido. Pero si se trataba de optar entre el consejo de los diputados Monsalve y Jackson o el de Alejando Foxley, en una reforma tan trascendental para Chile como es la de las pensiones, la decisión de Raúl Soto dice mucho sobre el rol que ha decidido jugar en la política: decidió estar en el lado equivocado, porque, no nos equivoquemos en esto, la historia ya hizo su elección.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en Diario Financiero.- 

Tags:

otras publicaciones

El Mercurio

El Líbero