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¿Descentralización?

La Tercera

 

El año finalmente terminó con dos malas noticias para nuestras regiones. Por un lado la aprobación de la reforma constitucional que establece la elección directa de los nuevos gobernadores regionales, reemplazando a los hoy designados Intendentes, y por otro lado la eventual creación de la región de Ñuble. ¿Por qué son estas malas noticias?

En el caso de la elección de los nuevos gobernadores regionales, lamentablemente esta reforma no ha venido acompañada de una reforma integral a nuestros gobiernos regionales en materias tales como financiamiento y competencias. Si bien el gobierno se ha comprometido a avanzar en materia de traspaso de competencias resulta evidente que no hay claridad respecto al camino a seguir o el nivel de autonomía que tendrán las regiones respecto del nivel central para la ejecución de estas. ¿Cuál es el marco institucional que las regirá? Todo indica que se mantendrá el actual con la única diferencia que su máxima autoridad será elegida y no designada, pero todas las demás falencias y faltas de autonomía en materia de gestión se mantendrán. En este contexto no nos podremos extrañar cuando en un futuro próximo las tensiones y conflictos entre regiones y La Moneda se acrecienten, culpándose mutuamente por la incapacidad de poder hacer frente a las demandas por parte de la ciudadanía. Algunos pudieran creer que este mayor nivel de conflictividad entre regiones y el gobierno central abrirá una ventana para implementar las demás reformas necesarias en materia de descentralización, pero resulta difícil imaginarse que ello vaya a ser así. ¿Transferiría el gobierno central mayores recursos, más competencias y real autonomía a regiones encabezadas eventualmente por dirigentes de otras coaliciones políticas? Si no se hizo cuando estaban dirigidas por los propios, cuesta imaginar que vaya a suceder en este nuevo escenario.

En relación a la creación de nuevas regiones, en este caso la de Ñuble, lamentablemente no se conoce ningún estudio que avale que la creación de la misma se traduzca en progreso para sus habitantes. ¿Se ha evaluado cuál ha sido el efecto de la creación de la región de Los Ríos, la de Arica y Tarapacá? Más regiones, no se traducen automáticamente en más descentralización. Mas regiones, incluso puede significar menos descentralización. Si cada una de ellas es tan pequeña que no podrá hacerse cargo de ejecutar tareas más complejas, ello terminará por ser contraproducente al momento de evaluar transferirle mayores atribuciones. No es casualidad que varios países que han iniciado procesos profundos en materia de descentralización, en su etapa inicial hayan fusionado unidades territoriales para que así éstas unidades administrativas sean de mayor tamaño y por ende sean capaces de enfrentar las tareas que se les quiere encomendar. 

Tener autoridades regionales electas sin atribuciones ni autonomía, tener regiones cada vez de menor tamaño, atentan contra el sueño de un Chile descentralizado. Un sueño que al menos por ahora continuará siendo un sueño.

Columna de Bettina Horst, Gerente General de Libertad y Desarrollo, publicada en La Tercera.-

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