Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

¿Obstrucción? usted decide

El Libero

Parte el año político y gobierno y oposición despliegan sus estrategias sobre un tablero. Después de un buen año, no exento de problemas, el gobierno mantiene un apoyo del orden de 40% de la población y la coalición de centroderecha tiene mejor evaluación que las de centro e izquierda. Sin embargo, el segundo año plantea desafíos distintos. Dada la envergadura de las reformas que se han presentado al Congreso, la oposición se encuentra considerando una estrategia de obstrucción y en varias de ellas, la modernización tributaria y la reforma de pensiones desde ya, está definiendo ciertos mínimos a lograr en una negociación para aprobar la idea de legislar.

La pregunta es si esos mínimos son aceptables para el gobierno y son compatibles, al menos en las líneas gruesas, con su programa. La oposición debe tener claro que no puede, especialmente en materias que constitucionalmente son de iniciativa exclusiva presidencial, imponer al gobierno la realización de reformas que éste no quiere. Y aquí empiezan las diferencias en la oposición, pues la línea dura del Partido Comunista está presente nada menos que en la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, que sería presidida por Daniel Núñez si es que prevalece el pacto administrativo para repartirse las presidencias de ramas del Congreso y comisiones legislativas. Pareciera que una vez más el Partido Comunista impondría su visión al Frente Amplio que ha cuestionado ese pacto, pero no tiene la fuerza para impugnarlo.

La Democracia Cristiana, o más bien algunos de sus parlamentarios a los que se suman también diputados del Partido Radical, están en una posición distinta e identifican ciertas áreas, como los impuestos regionales, que podrían formar parte de un acuerdo en materia de modernización tributaria.

Y en relación a la reforma de pensiones, la obstrucción legislativa no es una opción. Rechazar la idea de legislar en ese proyecto es un suicidio político, pues aumenta las pensiones de más de dos millones doscientas mil personas del pilar solidario y otras cuatrocientas mil entre mujeres, clase media y adultos mayores.

La reunión del comité político del oficialismo nos da algunas claves, cuando el Presidente Piñera señala que no hay que inmolarse por el Congreso. Vale decir lo que el mandatario está entregando como señal, es que el gobierno no aceptará cualquier cambio a sus proyectos con tal que éstos sean aprobados. Para hacer eso el gobierno tiene que tener una suerte de Plan B, que le permita salvar la cara sin aprobar algunas de estas reformas.

Y resulta que el gobierno tiene su Plan B. Y este discurre por los caminos que ha señalado la propia oposición, lo que en otras ocasiones he denominado los puntos ciegos de la centroizquierda en Chile. Uno de ellos es la visión ideológica que prevalece en ellos contra el sentido común de la mayoría de los chilenos en materia de Educación, que siguen prefiriendo opciones privadas y libertad de elegir antes que sistemas centralizados y únicos de educación y admisión. Otro punto ciego de la izquierda es la seguridad ciudadana y allí el gobierno debiera ser más activo aún de lo que ha sido para entregar a las policías mejores herramientas para combatir la delincuencia.

Venezuela seguirá siendo un campo fértil para seguir enajenando a la izquierda de la voluntad de la gente. La mayoría quiere que Maduro se vaya y que ello ocurra lo antes posible. Todas las acciones de apoyo a esa opción que emprenda el Presidente Piñera, dentro de los límites de la no violencia, tendrán la adhesión de la mayoría. Todos los tecnicismos o excusas que se arguyan para oponerse a la solidaridad con el pueblo venezolano, como la tradición multilateral, o la inactividad amparada por la burocracia de la ONU, serán vistas como un apoyo a Maduro.

Si la estrategia de la oposición es la obstrucción legislativa, el gobierno tiene su plan B. Ya lo ha probado y resulta, sólo debe tener calma y pensar en las jugadas que vienen. Así puede entonces decirle a la oposición: usted elige.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.- 

Tags:

otras publicaciones

El Líbero

La Tercera