Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

¿Elizalde es el nuevo Quintana?

El Libero

El senador del PPD Jaime Quintana marcó a fuego al gobierno de Michelle Bachelet cuando dijo que había que usar una “retroexcavadora para arrancar desde sus cimientos el modelo neoliberal de Chile”. Puede no haber sido un acierto desde el punto de vista comunicacional ni político, pero reflejó muy bien el espíritu del gobierno de la Nueva Mayoría, hasta transformar a la retroexcavadora en un símbolo.

¿Quién es el Quintana de hoy en la izquierda? Pareciera que el senador Álvaro Elizalde.

Con un estilo muy distinto al de Quintana, que gustaba de tener una alta exposición pública, el presidente del Partido Socialista cultiva más bien un perfil bajo. Pero su método de hacer política está fijando la pauta de la acción de la izquierda hoy.

¿Si Elizalde es el nuevo Quintana, cuál sería entonces el símil de la retroexcavadora?

La hoz y el martillo. Con la hoz se siega, se corta de golpe lo que está más alto y sobresale. Con el martillo se golpea, con el fin de desplazar y hundir el objeto golpeado. La hoz y el martillo, los símbolos del comunismo, vienen a representar muy bien las herramientas que la oposición al gobierno de Sebastián Piñera está utilizando hoy día, casi de una manera exclusiva.

Como decíamos, Alvaro Elizalde no tiene el perfil de Quintana, no aparece a menudo en la prensa ni utiliza frases o expresiones rimbombantes para llamar la atención de los medios. Pero actúa.

De hecho, su debut en las ligas mayores de la política, cuando recién asumía la presidencia del PS, fue la defenestración de Ricardo Lagos de la carrera presidencial. En el recordado Comité Central del Partido Socialista del 9 de abril de 2017, la tienda decidió proclamar al militante radical Alejandro Guillier en lugar de a Lagos como candidato a La Moneda. Ello motivó el retiro del ex Presidente de la carrera presidencial.

En aquella oportunidad hubo una decisión clave de la mayoría del Consejo previa a la votación para elegir a su abanderado presidencial: la elección sería con voto secreto, postura que sostuvieron Elizalde y sus partidarios. En aquella ocasión, como en otras, el medio de Elizalde fue el silencio, en contraste a la verborrea de Quintana. Partidarios de Lagos sostuvieron que quienes habían votado por Guillier y no por el ex Presidente tenían vergüenza de hacerlo público.

Hoy el Partido Socialista, bajo la conducción de Elizalde, se ha transformado en el mayor opositor al gobierno de Sebastián Piñera. Y esa oposición no consiste en confrontar las ideas del gobierno con otras que el partido exhiba ante la ciudadanía para contrastarlas con las del oficialismo. La oposición se remite a golpear al gobierno con distintas acciones destinadas ya sea a impedir su gestión o a desprestigiar a las autoridades, y a hostilizarlas con acusaciones ante distintas instancias.

En este afán el PS ha encontrado un impensado aliado en la Contraloría General de la República, que con el liderazgo simbólico de Contralorito, un mono animado, promociona sus acciones de una manera nunca antes vista en ese servicio. Elizalde dispone de un grupo de abogados que se han especializado en perseguir a las autoridades y cuestionar sus actuaciones bajo el mando de Cristóbal y Gabriel Osorio, cercanos a Pedro Guell y Michelle Bachelet. A ellos se han agregado varios diputados del PS, liderados por Manuel Monsalve. En el caso del viaje del ministro Felipe Larraín, por ejemplo, aun después de que éste anunciara que devolvería el costo de algo más de un millón de pesos que habría tenido para el Fisco su viaje a dar una conferencia en la Universidad de Harvard, anunciaron que perseguirían la responsabilidad del ministro de Relaciones Exteriores por firmar documentos que autorizaban dicho viaje.

Como puede apreciarse, lo de estos personeros socialistas no es la alta política. El partido liderado por Elizalde se opuso, por ejemplo, a integrar la comisión que el Presidente Piñera nombró para buscar soluciones a las graves falencias en el funcionamiento del sistema de salud, a la cual se han incorporado políticos de todos los sectores.

¿Prevalecerá esta forma de hacer política en la oposición? Es cierto que puede causarse daño a la administración de Piñera, pero difícilmente puede construirse una alternativa de gobierno de esa manera.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.-

Tags:

otras publicaciones

Diario Financiero

La Tercera