Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Después del Rinconazo

El Libero

En 1964, el “Naranjazo” botó una candidatura presidencial. La sorpresiva victoria como diputado del socialista Oscar Naranjo en una elección complementaria en Curicó asustó a la derecha, que le quitó el apoyo a su candidato presidencial —el radical Julio Durán— para terminar votando por el democratacristiano Eduardo Frei.

¿Será capaz el “Rinconazo” de la Junta Nacional DC del sábado pasado de botar la candidatura presidencial de Carolina Goic?

La inclusión en la lista parlamentaria democratacristiana de Ricardo Rincón, involucrado en un caso de violencia intrafamiliar que recibió condena de un tribunal civil y la Corte de Apelaciones, se hizo contra la voluntad expresa de la timonel del partido y candidata presidencial, Carolina Goic.

¿Por qué ocurrió esto? Cuando votaban a favor de una lista cerrada de candidatos que incluía a Rincón, los delegados a la Junta DC sabían que estaban contrariando a Goic. ¿Lo hicieron por apoyo al diputado o porque querían bajar la candidatura de la senadora?

¿Por qué Carolina Goic y su entorno se arriesgaron a ir a esta votación, sabiendo que podían perderla? ¿Habrá sido ésta una forma digna de declinar una candidatura presidencial que no tenía posibilidad alguna y que marcaba 2% en las encuestas, o más bien una manera de señalar un límite ético?

¿Por qué su vicepresidente, Matías Walker, señaló públicamente antes de la Junta que la votación en una lista cerrada que incluyera a Rincón era una posibilidad?

¿Cómo un partido político que ha condenado la violencia intrafamiliar y dice representar valores en política incluye entre sus candidatos a alguien acusado de violencia intrafamiliar? ¿No afectará esta situación sus posibilidades electorales y las de quienes lo apoyaron, como su hermana, la candidata a senadora Ximena Rincón?

¿Renunciará a la candidatura presidencial Carolina Goic?

¿Mantendrá la DC su voluntad de ir en una lista parlamentaria separada de los partidos de la Nueva mayoría?

¿Por qué la DC habrá pactado con el MAS e Izquierda Ciudadana, dos movimientos cercanos al Chavismo y al Castrismo, cuando dice que quiere perfilar una identidad propia de centro?

Son demasiadas preguntas las que flotan en el ambiente sin una respuesta clara, lo que da cuenta de la falta de liderazgo y claridad que hay en ese partido. Varias de ellas debieran tener respuesta esta semana o, en todo caso, antes del 21 de agosto, fecha de la inscripción de candidatos.

Tratando de encontrar respuesta a algunas de estas interrogantes uno debiera remitirse más atrás, a la anterior Junta Nacional de la DC, que proclamó a Carolina Goic como candidata presidencial. El camino propio del partido, separado de sus socios en la Nueva Mayoría, era una tesis que venían sosteniendo algunos de sus dirigentes, en particular el ex presidente Gutenberg Martínez y la ex ministra Mariana Aylwin, en razón de sus diferencias con la línea de izquierda dura que había tomado el Gobierno de Bachelet. Pero internamente, en la DC esa tesis siempre perdía frente a la de dirigentes más pragmáticos, como el senador Jorge Pizarro, quienes privilegiaban la comodidad de los cargos en el Gobierno y el Parlamento por sobre las convicciones. Carolina Goic, la verdad sea dicha, parecía estar más cerca de la línea pragmática de Pizarro y mostraba gran cercanía con las políticas de Michelle Bachelet.

Cuando el Consejo General de Partido Socialista decidió apoyar a Alejandro Guillier, desechando a un hombre de sus filas como Ricardo Lagos, muchos democratacristianos —claramente Jorge Burgos entre ellos— se quedaron sin candidato presidencial. Esto le dio un nuevo impulso al camino propio dentro de la DC, sin embargo, esta vez el rostro de esa vía empezó a ser Goic. ¿Pragmatismo de Gutenberg y Mariana Aylwin, ilusión de liderazgo de la propia Carolina? Lo cierto es que este matrimonio por conveniencia se impuso con facilidad en la Junta DC que decidió a Goic de candidata. Sólo unos pocos arrugaron la nariz, porque tomaron en serio la amenaza directa del PS formulada por su presidente, Alvaro Elizalde: dos candidatos presidenciales significa dos listas parlamentarias. El peligro de quedar fuera del Congreso empezó a pesar en algunos.

En la medida que la candidatura de Goic no repuntaba y rebotaba entre el 1 y el 2 % de preferencias del electorado, este tema empezó a cobrar mayor fuerza y algunos diputados, como Gabriel Silver y Fuad Chahín, fueron ambiguos en el apoyo a la senadora e insistieron en un acuerdo con la Nueva Mayoría.

Sin embargo, el espectáculo de la Junta Nacional fue tan grotesco —con militantes que asemejaban barras bravas gritando contra Carolina Goic y el diputado Ricardo Rincón encabezando sus huestes, saltando y cantando su victoria a las cámaras—, que el resultado puede ser contraproducente para quienes supuestamente ganaron ese día.

El sentir general en la DC, y en el país, es que esto pasó de la raya y que lo único rescatable de esa Junta es la actitud ética de Goic. Ella se niega a ser candidata presidencial si Rincón va en la lista de diputados y su postura está obteniendo creciente adhesión entre los democratacristianos. Las tratativas internas se dirigen a lograr que Rincón decline su candidatura a diputado sin que la presidenta de la DC haga valer su cargo para excluirlo de la lista parlamentaria.

¿Cómo termina esto? Al terminar de escribir este artículo aún no lo sabemos. Aparentemente, hoy a las 11 de la mañana Carolina Goic haría un anuncio y las apuestas están con que continuaría con su candidatura. Si ella sigue en la carrera presidencial, con Rincón fuera de la lista, su candidatura podría tener un nuevo impulso.  ¿Hasta cuándo? Todo parece indicar que más temprano que tarde la crisis de la Democracia Cristiana se viene con todo.

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de Libertad y Desarrollo, publicada en El Líbero.-

Tags:

otras publicaciones

Diario Financiero

La Tercera