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Juan Andrés Fontaine en Pulso: “No vamos a proponer rebajar los impuestos a las empresas, sino que rebajar la tasa, y encargarnos de que paguen más”

Nuevamente, el Consejero de LyD, Juan Andrés Fontaine está en la punta del iceberg en el equipo programático del candidato y ex Presidente, Sebastián Piñera. Integra el comité de coordinadores y además co-lidera dos comisiones: de productividad e inversión, y de consumidores y competencia. En esta última están revisando líneas más allá de la institucionalidad existente, como por ejemplo en competencia están construyendo un catastro con las barreras de entrada por sector, y en consumidores analizando cómo éstos “no queden aprisionados en servicios de largo plazo como los teléfonos o las tarjetas de crédito”. Pero sin duda las propuestas que surjan de la primera comisión serán las más importantes porque podrían ser el eje orientador del gobierno si Piñera llega a La Moneda, y así lo precisa el ex ministro de Economía: “Lo más urgente en los primeros días en mi opinión es promover la inversión, lo tributario y la permisología y de esa manera dar una señal clara de que estamos de vuelta a la carrera al desarrollo”.

Tienen metas claras en esta carrera como subir del 22% de inversión como porcentaje del PIB al 26% o 28% en 8 años. “La inversión puede trepar rápido si se dan las condiciones adecuadas, aunque todo este ejercicio programático hay que mirarlo no sólo como el cuatrienio, sino que se siembre para cosechar, o sea mirando en la perspectiva de otro período más”.

¿Qué medidas concretas permitirían aumentar rápido la inversión? 

-No estamos aún en el terreno de las medidas, pero las líneas centrales tienen que ver con lo tributario. Pensamos en el anuncio de un calendario que necesariamente, por razones fiscales debe ser paulatino y moderado, puede echar a andar con bastante velocidad los engranajes de la inversión, porque lo interesante es que pese al clima de desconfianza de los últimos 3 años, las carpetas de las empresas están llenas de proyectos, pero se encuentran con obstáculos en la tramitación de permisos ambientales o cosas de este tipo. Y esa será la otra línea importante de acción.

¿Qué plantean?

-Revisar todo lo que tiene que ver con la normativa de aprobación de proyectos cautelando el medio ambiente, que los procesos sean más eficientes, tomen menos tiempo y sean menos caros. Hoy el esquema es engorroso, está sujeto a una innecesaria judicialización, y las autorizaciones son susceptibles de politización, y esos vicios hay que extirparlos.

¿Esto implica que no habrá un nuevo Barrancones?

-Estamos viendo, aún en verde, un mecanismo que tenga menos injerencia política. Hoy día el mecanismo técnico de evaluación ambiental termina en dos instancias políticas, el Comité Regional con seremis y el Consejo de Ministros, quienes no pueden desdoblarse y actuar con criterio técnico si están siendo objeto de presiones de partidos y manifestaciones en la calle. Hay que revisar eso.

En términos macro ¿el próximo gobierno tendría un nivel de cobre mejor?

-No está claro. Las finanzas públicas están elaboradas con un precio del cobre de US$2,55 en el mediano plazo y no es muy distinto de lo que estamos viendo. Por ahora nos parece razonable no contar con una ayuda especial del ciclo del cobre ni de la economía mundial, porque si bien hay una sensación de que se estaría saliendo de la larga convalecencia post crisis financiera, esa salida va ir acompañada de alzas de tasas de interés y eso nos sube el costo del crédito.

¿Qué tasa de crecimiento proyectan para el período?

-Hay que distinguir ahí entre el PIB potencial del efectivo y lo importante es lo que haga el gobierno para promover el primero y desgraciadamente eso no cambia de la noche a la mañana. Hoy las estimaciones del potencial están en torno al 3%, y pensamos que nos vamos a ir moviendo gradualmente hacia el 3,5% a lo largo del período, y mirando más allá podemos aspirar a un rango entre 4% y 4,5% en el segundo cuatrienio. En cuanto al efectivo, en un escenario conservador, pensamos que nos vamos a desplazar del crecimiento de este año, en torno a 1,5% o 1,6% hasta llegar como promedio del período a dos veces el PIB del período Bachelet, eso significa entre 3,5% y 4%. Eso nos parece un escenario prudente, aunque yo personalmente no descarto que si las señales que damos son suficientemente positivas en cuanto a la recuperación de la confianza en el futuro económico tengamos un repunte mucho más rápido.

Entonces en lo tributario ¿se reducirá la tasa de los impuestos a las empresas a 25% y las de las personas subirían a 40%?

-Eso no se ha dicho. La idea es poner en línea el impuesto corporativo con el promedio OCDE que hoy está en 24,5% pero si uno piensa que este es un proceso gradual, es posible que en 8 años habrá que estar preparado para bajas adicionales si es que el mundo desarrollado sigue bajando tasas.

¿El cronograma será en ocho años o cuatro?

-Está implícito que como ello tiene un costo fiscal importante tiene que ser de a poco, porque eso permite que haya otras fuentes de ingresos que suplan.

¿Cuáles serían otras fuentes de ingreso: crecimiento o subir otros impuestos, como el IVA?

-No lo tenemos decidido, pero cualquier rebaja acompañada de crecimiento económico tiene un efecto muy fuerte sobre la recaudación porque la carga tributaria aumenta. Y, en mi opinión, sigue habiendo un espacio de mejor control de la evasión, porque si algo quedó claro en esta escandalera de las platas políticas es que efectivamente la fiscalización tributaria ha sido laxa, y las normas nuevas de la Reforma Tributaria si bien tienen un riesgo de discrecionalidad, tienen la ventaja de que efectivamente ayudan. Personalmente -estoy corriendo con colores propios- creo ésta es una fuente muy importante de financiamiento, y por eso no es que nosotros vayamos a proponer rebajar los impuestos a las empresas, sino que rebajar la tasa, y encargarnos de que paguen más porque van a tener más utilidades y van a ser mejor fiscalizadas.

¿Cuáles serían los cambios a la reforma laboral que están pensando?

– Mi opinión es que la tarea prioritaria es modernizar la legislación laboral. No lo veo tanto por la vía de retroceder en la reforma reciente, sino que aclarar las ambigüedades como en grupos negociadores, servicios mínimos y extensión de beneficios. Lejos, lo más importante es avanzar hacia un esquema de mayor flexibilidad en horario y jornada, que venía en el proyecto original y quedó reducido a la mínima expresión por la presión anacrónica de la CUT. Creo que en una economía en crecimiento, con los salarios aumentando, hay buenas opciones para lograr acuerdos en este sentido y soy optimista.

Y la idea de la diputada Camila Vallejo (PC) de acortar la jornada ¿qué le parece?

-Cuando hay una economía dinámica, ese tipo de opciones se hacen plausibles, yo no soy partidario de la escandalera que generó en muchos el planteo de la diputada Vallejo, creo que es perfectamente válido pensar que paulatinamente avancemos en reducir la jornada ordinaria y expandir la extraordinaria. En una economía en crecimiento eso es perfectamente factible, pero no cuando se está creciendo a 2%.

¿Sería ministro de nuevo?: “Si me invita, ahí lo consideraré”

¿Cómo dio vuelta la hoja para integrarse al comando de Piñera tras haber sido reemplazado como ministro de Economía?

-La política es así. Cuando uno entra a ser ministro sabe que puede salir en circunstancias inesperadas y que no necesariamente uno estime merecidas. Desde luego la definición del Presidente Piñera en 2011 me tomó de sorpresa, pero en esto uno tiene que ser como los jugadores de fútbol no más, lo sacan a la mitad del partido y no por eso se va ir pateando el pasto.

Así que a seguir jugando no más.

-Mi trabajo en este comando es porque siento que están las ideas más próximas y con más probabilidades de ser aplicadas, porque estamos hablando de un candidato que está encabezando las encuestas. Hay nuevamente una opción de hacer una diferencia para Chile y yo en mi carrera profesional me he dedicado a esto, a la discusión y al aporte de políticas públicas, de manera que me pareció perfectamente natural incorporarme cuando me invitaron.

¿Y estaría dispuesto a volver a ser ministro?

-Eso es algo que ni me lo pregunto, no está dentro de lo que corresponde pensar a esta altura, en este momento lo importante es hacer una contribución con mis ideas, las cuales el Presidente tomará o descartará. Y después cuando llegue el momento de configurar los equipos, si me invita, ahí lo consideraré, y si no me invita, muy bien también, estoy muy bien en el sector privado. Me quedo muy tranquilo en ambos casos, en general nunca he tenido una voracidad por puestos.

Pero no cierra la puerta.

-No, ¿por qué lo haría?.

¿Ve a Piñera con más posibilidades hoy de llegar a La Moneda tras las decisiones del PS y la DC?

-Creo que la Nueva Mayoría (NM) está en un proceso de disolución que es favorable para Piñera, no había previsto que podría ocurrir así, se ha dado una alineación de astros que es sorprendentemente favorable para la campaña de Piñera. Lo probable es que el grado de animosidad entre las dos candidaturas de la NM y con el Frente Amplio (FA) se acreciente a lo largo del proceso, y mientras la centro izquierda no tiene un programa claro y hay enormes divisiones entre ellos, por el lado de la centro derecha hay un procedimiento claro de primarias, un candidato con programa y equipo, lo cual es una novedad porque no era así antes y ese tipo de comparación es muy favorable porque creo que la ciudadanía buscará alguien que le garantice que el país marchará bien.

¿Marcha mal, ahora?

-No es que haya recesión o crisis porque de repente se exagera en las palabras, pero éste es un país que está rindiendo muchísimo menos de lo que estábamos acostumbrados y eso tiene que ver con el fracaso muy objetivo del gobierno de la NM.

En ese sentido, ¿cómo ve al Frente Amplio, cree que puedan pasar a segunda vuelta?

-No es descartable, pero no me parece lo más probable. Veo una propensión a la ilusión demagógica en esto, tanto en la Nueva Mayoría como en el Frente Amplio, pero creo que el electorado no se dejará encantar por cantos de sirena, porque ya votó por Bachelet y tuvo un despertar muy duro.

 

Fuente: Pulso.-

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