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Todo sobre Piñera

El Libero

La elección presidencial de noviembre es, cada vez más, una elección sobre Sebastián Piñera. La centroizquierda no tiene hasta ahora  un candidato competitivo. Como resultado de ello, los Gutiérrez de este mundo, con la caja de resonancia que le dan los periodistas de izquierda, se afanan por encontrar nuevos antecedentes sobre la fortuna de Piñera y sembrar la cizaña, introducir la duda, ejerciendo con renovados bríos una de las más feas costumbres humanas: la maledicencia. Y tienen cuerda para rato, porque la fortuna es grande.

Pero no tienen vuelta: la ciudadanía ya se formó una opinión sobre el manejo que el futuro candidato de la centroderecha ha hecho del conflicto de interés que puede surgir entre su situación económica y el ejercicio del poder político. Piñera no sólo ha renunciado a administrar su patrimonio, sino además se ha asegurado de no enterarse del resultado de sus inversiones durante el próximo período presidencial. Más de lo que se pide a cualquier gobernante en el mundo entero.

Además, en vez de disfrutar de su riqueza dedicará los próximos años a seguir en política, trabajando incansablemente y recibiendo todo tipo de epítetos de todo tipo de gentes.

Quien insista sobre el conflicto de interés de Piñera por su fortuna a estas alturas, es un ignorante, como aquel precandidato presidencial que dijo que Piñera tenía que vender su patrimonio, o simplemente carece de honestidad intelectual al no reconocer que ha abordado el tema con seriedad.

Lo más increíble de todo esto es que con su insistencia, están causándose un daño mayor. Si gana Piñera, que es lo más probable, le estarán dando el triunfo al capitalismo, a todas las características que le atribuyen al candidato de la centroderecha, que serán apoyadas por la mayoría de la población y estarán propinando una derrota a sus teorías del derrumbe del modelo, al otro modelo y a todas las utopías que periódicamente levantan para intentar controlar la vida de las personas y de pasada obtener algún beneficio.

El candidato de la centroderecha parece estar corriendo solo, por la debilidad que han mostrado los candidatos de la centroizquierda. Alejandro Guillier es el caso más llamativo. De estar prácticamente empatado con Piñera con un apoyo de 22% a principios de año, ha caído hasta el 14% según la última encuesta CADEM. Su campaña va de mal en peor, sus comentarios son desatinados, la distancia que trata de poner con los políticos no es creíble. Nos hemos llenado de viudos de Lagos, que en distintos foros manifiestan su falta de entusiasmo por la candidatura de Guillier e incluso respaldan a otros candidatos. Algunos han llegado a decir que el senador por Antofagasta se bajaría, lo que yo no creo. El Partido Socialista no lo permitirá.

Esta falta de entusiasmo en el candidato de la Nueva Mayoría no se ha traducido tampoco en un alza del apoyo a Carolina Goic, la abanderada de la Democracia Cristiana. Pese a que su candidatura parece mejor organizada que la de Guillier, lo cierto es que la aguja no se ha movido un milímetro y sigue marcando un 3% en las encuestas. Le ha sido difícil a Goic, tan cercana a Michelle Bachelet y sus políticas durante todo su gobierno, perfilar una identidad propia que la distinga de sus aliados socialistas.

El Partido Socialista ha entrado en una suerte de pánico escénico. Está rehuyendo la elección de Gobernadores por miedo a sufrir una gran derrota y con ello pone en aprietos a Alejandro Guillier quien se presentaba como el gran campeón del regionalismo.

Así, la pesadilla de la Nueva Mayoría es que ninguno de sus candidatos llegue a una segunda vuelta presidencial. Beatriz Sánchez del Frente Amplio es la amenaza.

Es innegable que la candidatura de Sánchez ha concitado una gran atención mediática. Hay un cierto morbo también en seguir la historia de su competencia con la Nueva Mayoría y saber si van a lograr arrebatarles las banderas de la izquierda. Beatriz Sánchez tuvo un ascenso rápido, en la encuesta CADEM llegó a 9%, pero hasta ahora sigue por ahí (8% en la encuesta de la última semana). No es suficiente para pelear la segunda vuelta. Veremos si la franja televisiva y todo lo que rodea las elecciones primarias, de las que la Nueva Mayoría estará ausente, hacen posible “il sorpasso” del Frente Amplio.

Una centroizquierda fragmentada es el mejor escenario para la candidatura de Sebastián Piñera. La falta de una alternativa real alienta a algunos al ataque personal, pero en este escenario ello no hace más que confirmar que en esta elección todo es sobre Piñera.

 

Columna de Luis Larraín, Director Ejecutivo de LyD, publicada en El Líbero.-

 

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